CUESTIONARIO
SOBRE LA FAMILIA
COMENTARIO
DE JOSÉ Mª CASTILLO
1.- Sobre la difusión de la Sagrada Escritura
y del Magisterio de la Iglesia sobre la familia
a) ¿Cuál es el conocimiento real de
las enseñanzas de la Biblia, de la (encíclica) ‘Gaudium
et Spes', de la ‘Familiaris
consortio' y de otros documentos del magisterio
postconciliar (Vaticano II) sobre el valor de la familia según la Iglesia
Católica? ¿Cuál es la formación de nuestros fieles para la vida familiar según
las enseñanzas de la Iglesia?
Llama la atención que equipara la
Biblia con las encíclicas y otros documentos eclesiales. Nuestra jerarquía
eclesial es incapaz de apearse del rol de “Magisterio” que se atribuye.
Personalmente, conozco bastante bien la Biblia, algo sobre algunas encíclicas
papales, pero jamás había oído ni leído algo sobre la Familiaris
consortio, y un poco sobre la Gaudium
et Spes. En el ambiente católico que conozco la
gente no se preocupa ni de la Biblia ni de esos documentos de la Iglesia.
b) Allí donde la enseñanza de la
Iglesia es conocida, ¿es aceptada integralmente?
Aquí hay que hacer una matización
importante. Una cosa es la enseñanza de la Iglesia y otra la enseñanza del
Evangelio. Valores que el Evangelio promueve son asumidos en nuestra sociedad
por una gran parte de la población que, sin embargo, no tiene una práctica
religiosa formal. También se da el caso de personas que participan en el ritual
católico y no son ejemplo de vida según el mensaje de Jesús. En lo que se
refiere, concretamente, a las normas eclesiales sobre la familia, le gente
–católica o no- las cumple cuando es posible y hasta donde es posible. Nadie
tiene la culpa de que “doctores” que no tienen ni idea de la problemática
familiar se dediquen a dictar normas sobre ese tema (pensemos, por ejemplo, en
la encíclica Humanæ Vitæ).
¿Hay dificultades en ponerla en
práctica? ¿Cuáles?
Son normas dictadas desde una “torre
de marfil”, es decir, que no tienen en cuenta la realidad humana, y en algunos
casos ni siquiera tienen en cuenta los Derechos Humanos. Pensemos, por ejemplo,
en el caso de los sacerdotes –secularizados o no- que se enamoran de una mujer
(o de otro hombre, en algunos casos) y que son correspondidos. Según las normas
eclesiales en vigor no pueden vivir su relación amorosa. Lo lógico es que
acaben comprendiendo que la realización de sus sentimientos es más importante y
más sagrada que todas las normas que puedan venir del Vaticano u otros centros
de poder religioso.
En el caso de los contraceptivos, las
normas eclesiales tipo Humanæ Vitæ (y la normativa anterior, más restrictiva) solo
tendrían sentido en épocas pasadas cuando la mortalidad –infantil y no
infantil– era muy grande y era necesaria una tasa de natalidad alta para
asegurar la continuidad de la especie. Actualmente el problema del mundo es
justamente el contrario: lo que pone en peligro la vida humana sobre la Tierra
es precisamente la creciente superpoblación del planeta.
En lo que se refiere a la prohibición
eclesial del divorcio y a que los católicos divorciados puedan recibir
sacramentos de la Iglesia como la eucaristia, aquí
hay un malentendido de la propia Iglesia. Al establecer esas normas el
magisterio eclesial cree estar interpretando la enseñanza de Jesús contra el
repudio de la esposa que la Ley de Moisés permitía a los israelitas. En
realidad, esa doctrina de Jesús no era a favor de la indisolubilidad del matrimonio
sino a favor de las esposas que quedaban desprotegidas y en estado de penuria
total cuando eran repudiadas. El Jesús de Nazaret que decía que se hizo el Sábado para el hombre y no el hombre para el Sábado nos
diría hoy que se hizo el matrimonio para las personas y no las personas para el
matrimonio. Es decir, cuando un matrimonio fracasa no se puede decir de él: “lo
que Dios ha unido no lo separe el hombre”. Si ambos cónyuges están de acuerdo
en que su matrimonio fue un fracaso, resulta claro que Dios no avala esa unión.
Si los que se divorcian llegan a un acuerdo para que ninguna de las partes
quede desprotegida, ningún poder, ni civil ni religioso, puede prohibirles
nuevas nupcias ni establecer penas civiles o canónicas por eso.
En lo relativo a la prohibición
eclesial de las relaciones prematrimoniales resulta claro que el magisterio
eclesial que emitió esas normas tiene un concepto muy alto sobre sí mismo y su
capacidad y derecho para dictar a la gente lo que puede o no puede hacer. Esos
“doctores” que se sentaron en la Cátedra de Jesús parecen estar convencidos de
que una unión matrimonial existe sólo desde el momento en que un sacerdote
católico imparte su bendición sobre los contrayentes y que dura hasta que
fallezca uno de ellos. Mi opinión personal es que tal unión matrimonial existe
ya desde el momento que ambos miembros de la pareja deciden vivir juntos y dura
sólo mientras dura esa voluntad de convivencia. Las ceremonias civiles y
religiosas del 2 matrimonio son solamente actos de
formalización pública de la unión matrimonial ante las respectivas comunidades,
civil o religiosa.
Lo expresado en los puntos anteriores
refleja mi opinión personal sobre esos temas. Tengo que añadir, no obstante,
que esa forma de pensar está bastante asumida por gran parte de la población
católica o no católica. Hay, sin embargo, un asunto en el que mi manera de
pensar y sentir discrepa de lo que cada vez es más asumido con tolerancia
socialmente. Se trata del tema del aborto. Desde sectores sociales, e incluso
de nuestra Iglesia, muy progresistas en otros aspectos, se propugna una
legislación civil y una normativa eclesial menos restrictiva sobre la práctica
del aborto. En esta cuestión mi opinión personal está más de acuerdo con la
doctrina tradicional de la Iglesia, no por que haya
sido dictada por la jerarquía eclesial sino porque se trata de defensa de la
vida humana. Dicho esto, se puede muy compasivo con las personas que se ven
abocadas a esa práctica; se debe condenar el delito, no el delincuente; Jesús
perdonó a la mujer adúltera aunque no legalizó el adulterio.
c) ¿Cómo es difundida la enseñanza de
la Iglesia en el contexto de los programas pastorales en el ámbito nacional?
¿Diocesano, parroquial?
Sobre este tema, lógicamente, puedo
opinar solamente de lo que conozco en el limitado ámbito eclesial en el que me
desenvuelvo. La catequesis de adultos es muy deficiente o falta totalmente, en
la mayoría de las parroquias que conozco. También las homilías de las misas
parroquiales dejen mucho que desear. Pero el problema no es ese; incluso en las
parroquias –alguna hay– donde se realiza cabalmente esa función, el problema es
que la enseñanza que se imparte es eso: la enseñanza (oficial) de la Iglesia,
pero no la enseñanza de las Escrituras, ni la de la historia de la Iglesia y lo
que habría que aprender de ella. Pongamos un ejemplo: con ocasión de la
celebración del cincuentenario del Concilio Vaticano II no faltaron en algunas
parroquias y otros centros eclesiales conferencias e información en las
homilías sobre ese evento. Pues bien, el tratamiento que se solía y se suele
hacer sobre ese tema es el posicionamiento oficial de la institución eclesial,
es decir, prodigar abundantes elogios al Concilio, al papa que lo convocó (y al
que lo clausuró), a la voluntad conciliar y eclesial de abrirse al mundo y
aprender de él, a la reforma litúrgica aportada por el Concilio, etc. etc. pero
toda esa palabrería oculta el hecho de que temas esenciales para la Iglesia y
su misión en el mundo fueron detraídos del debate de la Asamblea conciliar y
que desde el final de sus sesiones se traicionó el espíritu del Concilio
repetida y continuadamente. La persecución contra la Teología de la Liberación
y la destrucción de la iglesia popular latinoamericana son un ejemplo elocuente
de eso, ¡que Dios perdone a los dos penúltimos papas que las llevaron a cabo!
¿Qué catequesis se hace sobre la
familia?
Desconozco lo que se hace actualmente.
Mi experiencia personal es de hace más de 40 años. Se trató de unas
conferencias prematrimoniales de unas dos horas diarias durante tres días.
Desde el punto de vista organizativo estuvieron bien. Por supuesto, la
enseñanza impartida era la oficial de la Iglesia, con todas sus limitaciones y
su desconexión con la realidad humana. Supongo que, al menos para aquella
época, sería irreal esperar otra cosa. También hubo alguna conferencia
con ocasión de los bautizos y primeras comuniones de los hijos.
d) ¿En qué medida -concretamente sobre
qué aspectos- tal enseñanza es realmente conocida, aceptada, rechazada y/o
criticada en ambientes extra eclesiales?
En este país, donde hasta hace no
muchas décadas, el catolicismo fue religión oficial y donde actualmente, de
alguna manera, sigue siendo religión oficial, los ambientes extra-eclesiales
son menos extra-eclesiales de lo que se cree. En realidad, más bien se les
podría llamar “ex-eclesiales”. También hay una amplia zona intermedia entre los
ambientes eclesiales y los extra-eclesiales compuesta por gente que ni ella
misma sabe muy bien en qué lado de la línea se encuentra. No es infrecuente que
dentro de una misma familia convivan personas creyentes y no creyentes, e
incluso, aunque menos, personas practicantes de religiones diferentes. Quiero
decir que el conocimiento de la enseñanza de la Iglesia es igualmente conocida,
poco, tanto entre los católicos como entre los que no lo son, y en la medida en
que es conocida, es igualmente asumida, poco, tanto entre los católicos como
entre los que no lo son.
En cuanto a la pregunta de en qué
medida esa enseñanza es criticada, hay que responder que tanto entre los
católicos como entre los no católicos no puede haber ninguna posibilidad de
crítica, al menos pública, ya que los medios de información-opinión públicos
están controlados por la clase dominante y las homilías de las parroquias están
controladas por el celebrante de la misa. El pueblo cristiano y el que no es
cristiano está condenado a ser una mayoría silenciosa. En nuestra Iglesia esa
situación dura ya desde hace 17 siglos. Este cuestionario al que estoy
respondiendo libremente es una novedad inesperada en nuestra institución
eclesial. ¡Qué Dios bendiga al papa actual que lo hizo posible! 3
¿Cuáles son los factores culturales
que obstaculizan la plena recepción de la enseñanza de la Iglesia sobre la
familia?
Desde hace algo más de un par de
siglos la Iglesia-institución (que no el Cristianismo, que es otra cosa) ha
dejado de ser el referente cultural inspirador de los modos de vida en la
sociedad. La Revolución Francesa nos enseñó que el hombre tenía derechos políticos
y ciudadanos (mientras la Iglesia-institución era y quería seguir siendo un
aliado natural de la aristocracia feudal del Antiguo Régimen). Despues la Revolución Rusa nos enseñó que los parias de la
Tierra tenían derechos sociales por los que luchar (mientras la
Iglesia-institución era y quería seguir siendo un aliado natural de la
burguesía capitalista explotadora). El Concilio Vaticano I era un reacción
eclesial contra esas corrientes modernistas que eran la expresión más lograda
del progreso del espíritu del Evangelio en el mundo. El espíritu de Jesús sigió operando en el mundo, y mientras el Concilio Vaticano
II rehusaba siquiera considerar el sacerdocio femenino, en Mayo de 1968 tenía
lugar una revolución que reivindicaba el feminismo, el derecho de las mujeres,
y también una actitud más realista y más racional hacia la sexualidad (que la
Iglesia-institución había reprimido desde siempre). Afortunadamente el Espíritu
divino y el fermento del Evangelio siguen operando en el mundo a pesar de la Iglesia-institución
y su jerarquía.
2.- Sobre el matrimonio de acuerdo con
la ley natural...
a) ¿Qué lugar ocupa el concepto de ley
natural en la cultura civil, tanto en ámbito institucional, educativo y
académico, como en ámbito popular?
Por la manera en que se menciona la
“ley natural” en los documentos de la Iglesia parece que la interpreta como
algo absoluto e inamovíble. La verdad es que el
matrimonio, al igual que otras instituciones humanas, es sólo una de las
posibles respuestas a la necesidad de organizar de alguna manera la convivencia
y la reproducción humana. Cada civilización da respuestas diferentes a esa
necesidad. Tan natural es el matrimonio establecido en nuestra cultura como la
poligamia existente en otras civilizaciones y como el matriarcado muy difundido
antiguamente y aún existente en algunos lugares. Nuestra cultura rechaza como
contrario a la ley natural, los matrimonios consanguíneos, el incesto, etc. Sin
embargo en el Antiguo Egipto eso era muy aceptado y casi obligatorio, seguramente
en nombre de lo que los egipcios consideraban “la ley natural”.
Por otra parte, en nuestra
civilización misma, el conocimiento de la naturaleza y sus leyes cambia,
progresa con el paso del tiempo, por lo que no tiene sentido sentar doctrina
sobre el concepto de “ley natural”. La inseminación artificial es tan legítima
y aceptable como el método antiguo (aunque menos gratificante).
¿Qué ópticas antropológicas se
sobreentienden en este debate sobre el fundamento natural de la familia?
Las diversas formas de organización
familiar fueron productos históricos de las diversas culturas y circunstancias
de la existencia humana. Ni siquiera el modelo de familia que conocemos en
nuestra sociedad es estático; por poner un ejemplo, cada vez son más frecuentes
las familias monoparentales, así como las formadas por personas del mismo sexo.
b) El concepto de ley natural con
relación a la unión entre el hombre y la mujer ¿es comúnmente aceptado como tal
de parte de los bautizados en general?
Para empezar, en mi entorno social son
bautizados la mayoría de la población, otra cosa es que muchos de ellos no sean
practicantes de la religión o ni siquiera creyentes. En todo caso a efectos de
lo que es aceptado no veo diferencia entre la mayoría de los creyentes y los
que no lo son. Lo que ocurre es que la aceptación o no aceptación no están en
función de una pretendida “ley natural”, que casi nadie sabría definir lo que
es. Más bien procede usar el término “normal”, en vez de “ley natural”. En ese
caso, sí, se considera la unión del hombre y la mujer como lo normal, pero eso
no significa que haya rechazo hacia otros modelos. En concreto, no veo en mi
entorno social una homofobia como la que los informativos nos presentan en
otros lugares.
c) ¿Cómo es contestada en la práctica
y en la teoría la ley natural sobre la unión entre hombre y mujer en vistas de
la formación de una familia?
No estoy seguro de entender bien la
pregunta. Cuando dice “unión entre hombre y mujer en vistas a la formación de
una familia” no sé si está contraponiendo el modelo del matrimonio heterosexual
al homosexual o si lo que contrapone es la sexualidad intra-matrimonial,
de convivencia, a la de la sexualidad coyuntural, extra-matrimonial. En todo
caso está de más el intentar enjuiciar estos modelos a la luz de una pretendida
“ley natural”. Todo lo humano es natural. Otra cosa es que unos modelos sean
más normales, o sea frecuentes, que otros. Pero tampoco la infrecuencia o
anormalidad de determinados modelos es o debe ser motivo de contestación y
rechazo. Y en mi entorno social parece que, afortunadamente, no lo hay. 4
¿Cómo es propuesta y profundizada en
los organismos civiles y eclesiales?
Lógicamente, esto puede variar, y
mucho, de unos lugares a otros. Incluso dentro del ámbito de nuestra civilización
occidental la situación puede ser diferente entre unos países y otros. En
concreto, en la sociedad en la que habito existen problemas y preocupaciones
mucho más graves y urgentes que estas cuestiones. Sin ir más lejos, la crisis
económica y el aprovechamiento que la clase dominante hace de ella para
destruir el Estado del Bienestar y hacer que los derechos sociales retrocedan
dos siglos o más.
d) En el caso de que pidan el
matrimonio los bautizados no practicantes o quienes se declaran no creyentes,
¿cómo afrontar los desafíos pastorales que derivan de ello?
Presentar así la cuestión es atacar
los síntomas y no la raíz del problema. Lo que tenemos que preguntarnos es qué
es lo que hace que gente no practicante y no creyente solicite algunos
sacramentos y otras ceremonias de la Iglesia. No se trata sólo del matrimonio;
se da un caso parecido con el bautismo y la primera comunión de hijos de
familias no practicantes o no creyentes y también de funerales de gente en las
mismas circunstancias. Entonces, ¿cuál es la raiz del
problema? Lo que ocurre es que la religión, todas las religiones, también la
nuestra, cuando es mayoritaria en una sociedad, además de ser una relación del
hombre con Dios es también un elemento de legitimación social. A un no creyente
no le preocupa el posible efecto sobrenatural de ser excomulgado o excluido de
una comunidad creyente, pues no comulga con la creencia, pero puede suponerle
un perjuicio no sólo subjetivo sino incluso real el ser apartado de alguna
manera de la comunidad social en la que vive, y el vivir al margen de la
religión mayoritaria en una sociedad puede significar ser también un marginado
social. De ahí que muchas personas sin creencias religiosas estén prestas a
asumir los signos externos de pertenencia a la religión mayoritaria sin
compartir las creencias de dicha religión. Este problema se da en el
cristianismo desde la época de Constantino o más aún desde Teodosio el Grande.
Desde entonces (siglo IV), la misma Iglesia se vio confortablemente instalada
en esa situación que puede ser denominada “de Cristiandad”, de maridaje con el
poder político y connivencia con sus clases y poderes dominantes, que le
reportó grandes beneficios. La solución es que nuestra religión deje de jugar
ese rol tan poco evangélico. Más que culpar de incoherencia a los no creyentes
que solicitan sacramentos debemos considerar también nuestra propia
incoherencia al pretender ser un factor determinante en la sociedad, influyendo
en sus leyes y costumbres, percibiendo sus subvenciones y luego quejarse de que
haya personas que quieran sustraerse de la marginación social que supone no
compartir nuestro credo. ¿Es que preferiríamos que además de unas ceremonias
insinceras tuvieran también una práctica religiosa fingida?
3.- La pastoral de la familia en el
contexto de la evangelización.
a) ¿Cuáles son las experiencias
surgidas en los últimos decenios en orden a la preparación al matrimonio?
Esta pregunta vuelve al problema de la
formación religiosa en la Iglesia, problema que no se refiere sólo a la
preparación para el matrimonio sino a toda la vida religiosa en general. La
única formación religiosa que la mayoría de los católicos recibe es la que se
imparte a los niños que van a hacer la primera comunión. Algunos reciben
también la que se imparte en las clases de religión de la escuela. Pero ésta, y
la que aportan las homilías dominicales, cursillos prematrimoniales, catequesis
de adultos, cuando la hay… tienen el mismo carácter infantil que las de primera
comunión, es decir, la Iglesia, su aparato docente, trata al laicado como a un
eterno menor de edad. Frecuentemente, el propio personal docente deja bastante
que desear. Durante muchos siglos estuvo prohibido traducir las Escrituras a
lenguajes comprensibles para el pueblo. Después se permitió la traducción pero
no se fomentó su lectura. Parece que a la jerarquía eclesial no le gusta que el
pueblo cristiano sepa mucho de teología. Le basta con que la gente asista a los
ritos litúrgicos, fomenta una religiosidad centrada en el culto. Que asista a
las ceremonias religiosas, pero sin participar en ellas. En las misas hay sólo
un participante, el celebrante, sólo él consagra, sólo el habla en la homilía,
sólo él recita la mayor parte de las oraciones, el resto de los asistentes sólo
tiene que decir “amén” tres o cuatro veces. El resultado es que a fuerza de
tratar al laicado como un menor de edad, éste llegar a ser realmente un menor
de edad en lo que a la materia religiosa se refiere.
¿De qué manera se ha intentado
estimular el deber de evangelización de los esposos y de la familia?
Supongo que lo que aquí se denomina
“deber de evangelización” se refiere a la transmisión del mensaje evangélico
por parte de los padres a los hijos. No es fácil saber lo que ocurre a este
respecto en cada hogar, pero se puede suponer que esa transmisión, en la
mayoría de los casos, no es de tipo pedagógico, leccional
(nadie puede dar lo no tiene), sino más bien con el ejemplo y lo que se
contagia culturalmente en la convivencia continuada. No es poco; la mayoría de
la gente tiene un nivel mediano, tirando a bueno, de asunción de las virtudes y
los valores cristianos, incluso si no sabe formularlo teóricamente. En este
sentido la sociedad actual es mucho mejor que, por ejemplo, la sociedad romana
de la Antigüedad, que disfrutaba con 5
los
espectáculos sangrientos de los gladiadores y veía la esclavitud como algo
normal. Ese mejoramiento social es fruto de varios siglos de cristianismo y de
la evolución de las ideas (las revoluciones antes mencionadas) que el
cristianismo inspiró.
¿De qué manera promocionar la
conciencia de la familia como "Iglesia doméstica"?
Cuando aparece esta expresión de
“Iglesia doméstica” es bastante normal que inmediatamente se piense en el rezo
común de los miembros de la familia. Nada que objetar a eso, pero quedarse en
eso es asumir el esquema ritualista de religiosidad que se viene fomentando en
nuestra Iglesia desde hace bastantes siglos. En algunas familias, ahora no
tanto como antiguamente, se llev(ab)a esta práctica hasta el extremo de rezar el rosario
diariamente, o casi… Gracias a Dios no me crié en un hogar así, pues en ese
caso seguramente hubiera sufrido una deformación ideológica irreparable.
Sinceramente opino que ese tipo de práctica genera un tipo de cristiano
ultramontano, reaccionario, carca… o provoca un rechazo de todo tipo de
religiosidad. Viví mi niñez en un hogar en el que no se rezaba nada pero se
debatía mucho. Mis progenitores tenían posiciones religiosas e ideológicas
dispares, contrarias. Su convivencia era armoniosa, perfecta, pero se debatía
mucho, se confrontaban posicionamientos, se argumentaba y contra-argumentaba.
Esta escuela me ayudó a valorar y calibrar las argumentaciones, sopesar las
posibilidades, apreciar las matizaciones, formar criterio propio y optar con
libertad y consciencia. Yo le recetaría a las familias menos rezo del rosario,
más lectura del Antiguo y Nuevo Testamento, de las obras completas de Marx,
Engels, Lenín, Gramsci,
Darwin… y muchas otras cosas: economía, sociología, historia, teología,
psicología… y debatir sobre todo ello, y esplorar
maneras de aplicar ese conocimiento en orden a construir el Reino de Dios que
Jesús propugnaba.
b) ¿Se ha conseguido proponer estilos
de plegaria en familia que consigan resistir a la complejidad de la vida y
cultura actuales?
Para afrontar la complejidad de la
vida y cultura actuales hace falta algo más que estilos de plegaria. Por
supuesto, hay que rezar como si todo dependiese de Dios, pero también hay que
actuar como si todo dependiese de nuestro esfuerzo.
c) En la crisis actual entre
generaciones, ¿cómo las familias cristianas han sabido realizar la propia
vocación de transmisión de la fe?
Ya dije antes que nadie puede dar lo
que no tiene. Una generación no puede transmitir a la siguiente lo que no
recibió de la anterior, a menos que lo adquiera por sí misma. Y la adquisición
sólo puede venir de los aparatos ideológicos de la sociedad: la escuela, los
medios informativos, la Iglesia… Ya vimos las carencias que tenía el aparato
docente de la Iglesia. La escuela y los medios informativos están controlados
por el sistema dominante, que los usa en interés de los poderes –económicos,
por supuesto– establecidos. Si la Iglesia quiere realmente cambiar esta
situación tiene que empezar por cambiarse a sí misma, pues con frecuencia ella
misma estuvo más al servicio de esos poderes establecidos que al de la
construcción del Reino de Dios en la Tierra.
d) ¿En qué manera las Iglesias locales
y los movimientos de espiritualidad familiar han sabido crear caminos
ejemplares?
En esto, como en otras muchas cosas,
el trigo y la cizaña están y estuvieron siempre muy mezclados. Quiero decir que
el aparato organizativo de la Iglesia tiene mucho de todo, bueno y malo,
mezclado de una manera que no es fácil de separar. Ya nos advirtió sobre eso la
parábola evangélica del trigo y la cizaña. Además no es cuestión de ponerse a
juzgar eso. El juicio y la sentencia le corresponde a
Dios, el señor de la cosecha. Nuestra tarea es estudiar los problemas, esplorar soluciones y aplicarlas. VER, JUZGAR Y ACTUAR.
e) ¿Cuál es la aportación específica
que parejas y familias han conseguido dar respecto a la difusión de una visión
integral de la pareja y de la familia cristiana que sea actualmente creíble?
Ese tipo de pregunta presupone que
existe un modelo predefinido de familia cristiana y que sólo se trata de
difundirlo. El problema es más complejo. Se suele poner como ejemplo de familia
la de Jesús, en Nazaret, como si se conociera algo de cómo era esa familia. La
verdad es que la imagen de Sagrada Familia que presenta la propaganda de la
Iglesia tiene un aspecto burgués que repele. Quiero creer que la de Jesús era
de otra manera. De una familia así difílmente hubiese
podido salir alguien dispuesto a sacrificarse por el prójimo. Ese tipo de familia
es un proyecto de alguien que quiere perpetuar el modo de vida burgués. Una
familia comprometida con la transformación social que el Evangelio postula
tiene que ser algo más dinámico, más atento a los signos de los tiempos, a los
peligros de un sistema depredador de los recursos del planeta en favor de una
minoría privilegiada. Debemos preguntarnos muchas cosas, incluso si la familia,
tal como la conocemos, puede ser el marco para producir los hombres nuevos
necesarios para la transformación social. ¿Estamos seguros de que Jesús se
formó en una familia así, de tipo burgués, y no en una comuna con otro tipo de
convivencia social, al estilo de lo que conocemos de los esenios de aquella
época?
f) ¿Qué atención pastoral ha
manifestado la Iglesia para apoyar el camino de las parejas en la formación y
de las parejas en crisis?
¿Nos hemos preguntado si la
abundancia, creciente, de parejas en crisis lo que realmente refleja es una
crisis de la institución matrimonial y familiar? Aquí hay una contradicción: el
sistema para perpetuarse tal como es necesita de la institución familiar tal
como es. Pero el sistema, tal como es, destruye ese tipo de familia (necesidad
de que trabajen por cuenta ajena ambos cónyuges, salarios insuficientes,
desempleo, desaparición de derechos sociales, expropiación de viviendas
familiares…). O sea, que el sistema imperante destruye imparablemente la base
sobre la que se sustenta. Es una contradicción, pero una contradicción del
sistema, no de la Iglesia, a no ser que la Iglesia se empeñe en salvar al
sistema, tal como es, lo cual, que yo sepa, no es la misión que Jesús encomendó
a sus seguidores.
Nuestra misión de creyentes no es
poner remiendos al vestido viejo que es este sistema, sino sustituirlo por un
vestido nuevo. ¡OTRO MUNDO ES POSIBLE!
4.- Sobre la pastoral para afrontar
algunas situaciones matrimoniales difíciles,
a) La convivencia "ad experimentum" (experimental), ¿es una realidad
pastoral de relieve en la Iglesia particular (local)? ¿En qué porcentaje se
podría estimar numéricamente?
Parece que este tema preocupa mucho a
los que redactaron el Cuestionario. Mi modesta opinión es que ese tipo de
convivencia es tan matrimonial como la que se formaliza con una boda religiosa,
o civil, con sus papeles, tarta nupcial… Todas esas ceremonias son sólo una
formalización u oficialización de algo que ya es real con o sin tales trámites.
Las iglesias locales, al igual que la Universal, deberían tener otras
preocupaciones más importantes que la vida privada de las personas.
b) ¿Existen uniones libres de hecho,
sin reconocimiento ni religioso ni civil?
También éste es un fenómeno cada vez
más frecuente. El hecho de que ocurran estos casos y los de la pregunta
anterior indica que poco a poco la población no creyente o no practicate de la religión se va curando del imperativo,
antes deplorado en este Cuestionario, según el cual algunas personas de ese
tipo solicitaban ceremonias y sacramentos de una religión en la que no creían.
¿Hay datos estadísticos fiables?
En este tipo de preguntas subyace la
preocupación por la proliferación de este tipo de uniones. ¿No es una
contradicción y una incongruencia que por una parte nos preocupemos de que
muchas personas no creyentes prescindan de los sacramentos de la Iglesia y por
otra parte nos preocupemos cuando los solicitan?
También hay que aclarar otra cuestión.
En este tema que estamos tratando estamos presuponiendo que existe una línea de
separación muy definida entre los creyentes y los que no lo son, y entre los
católicos practicantes y los que no practican la religión. El asunto es más
complicado: ya mencioné antes que entre los extremos de ambos pares de
colectivos existe una amplia franja de población difílmente
clasificable. Los bautizados conscientes de su voluntad de no pertenencia a la
Iglesia formalizan su apostasía, pero en la mayoría de los casos se trata de
una posición ambigua que ni siquiera está del todo clara para los propios
implicados. Incluso en los casos de apostasía no es claro que no tengan ninguna
creencia. Lo que ocurre es que se trata de gente que no desea vivir su fe según
los cánones establecidos por la Iglesia, que, a decir verdad, tampoco son gran
cosa pues como antes se dijo tales cánones postulan sólo una asistencia formal
a unos cultos bastante desprovistos de participación y significado.
c) Los separados y divorciados que se
vuelven a casar ¿son una realidad pastoral relevante en la Iglesia particular?
¿En qué porcentaje se podría estimar numéricamente?
Son una realidad y un signo evidente de
la crisis de la institución familiar. Crisis provocada incoscientemente
por el mismo sistema que necesita esa institución para sobrevivir.
Sean muchos o pocos, está claro que la
mayoría de los divorciados que se vuelven a casar tienen que formar parejas de
hecho o casarse por lo civil pues la Iglesia no emite sentencias de nulidad
matrimonial a precios asequibles para la gente pobre.
¿Cómo se afronta esta realidad a
través de programas pastoral adecuados? 7
¿De qué programas pastorales estamos
hablando? A los separados o divorciados que no son suficientemente ricos para
obtener la nulidad de su anterior matrimonio se les condena a un celibato
perpetuo so pena de no poder participar en los sacramentos de la Iglesia. Si
pueden pagar lo suficiente para obtener la nulidad no es difícil encontrar
motivos para concederla; basta con aducir algo tan ambiguo e indemostrable como
inmadurez para justificarlo. Sorprende que los jararcas
de la Iglesia se crean con derecho a tomar ese tipo de decisiones, y sorprende aún
más que haya gente que les haga caso.
d) En todos estos casos, ¿cómo viven
los bautizados sus irregularidades? ¿Son conscientes de ellas? ¿Manifiestan
simplemente indiferencia? ¿Se sienten marginados y viven con sufrimiento la
imposibilidad de recibir los sacramentos?
Hay de todo, pero parece que cada vez
hay más casos de gente que se da cuenta de que todo eso importa una higa y que
nadie más que el propio interesado sabe si está en paz con Dios y puede recibir
los sacramentos y que ningún jerarca de la Iglesia tiene derecho a meterse en
su conciencia ni en su cama.
e) ¿Cuáles son las peticiones que las
personas divorciadas y vueltas a casar dirigen a la Iglesia, respecto a los
sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación?
Eso, quien mejor lo puede saber es la
propia Iglesia, es decir, la jerarquía eclesial que recibe las peticiones,
pues, aunque Iglesia somos todos, la institución está de tal manera ordenada
jerárquicamente que los derechos y funciones están repartidos en ella muy
desigualmente.
Entre las personas que se encuentran
en esta situación, ¿Cuántas piden estos sacramentos?
Son datos que desconozco. Parece que
hay algunas estadísticas sobre el tema. Lo que sorprende en esta cuestión y en otras
parecidas en la Iglesia, es que se efectúen esas peticiones. El hacer las
peticiones significa concederle a la instancia a la que se acude la facultad de
concederlas o denegarlas. La existencia del poder religioso institucional se
basa en esa concesión de los sometidos. Cristo jamás dio esas atribuciones a
ninguna jeraquía, ni estableción
ninguna jerarquía para la Iglesia, ni creó ninguna Iglesia. Él sólo difundió un
mensaje y convocó a unos seguidores para realizarlo. Los que nos consideramos
seguidores suyos podemos considerarnos agrupados en una Iglesia, es decir, en
una Asamblea, pues ese es el significado de la palabra “Iglesia”. Pero una
asamblea requiere un funcionamiento asambleario, y el funcionamiento de la
institución eclesial que conocemos es lo menos asambleario que cabe imaginar.
f) ¿La simplificación de la praxis
canónica, respecto al reconocimiento de la declaración de anulación del vínculo
matrimonial podría ofrecer una real contribución positiva para la solución de
los problemas de las personas implicadas? En caso afirmativo, ¿de qué manera?
Más que de simplificación debería
hablarse de supresión o anulación de tal praxis canónica y del entramado
organizativo en la que se encuadra. Se trata de un montaje tan inicuo como
innecesario.
Este problema sólo será problema
mientras se le considere un problema. El final de un matrimonio se produce, en
realidad, cuando los miembros del mismo deciden ponerle fin con la misma
libertad con la que en otro decidieron iniciarlo. El Tribunal de la Rota no
tiene ninguna razón para existir, salvo la de ser un recurso extraordinario de
recaudación eclesial.
g) ¿Existe una pastoral para acercarse
a estos casos? ¿Cómo se desarrolla tal actividad pastoral? ¿Existen programas
sobre ello en ámbito nacional y diocesano?
No tiene sentido crear el problema
para luego tener que necesitar crear el organo que lo
resuelva. Los casos a los que se refiere esta pregunta son “casos” precisamente
por que se les dio artificialmente ese carácter de
situación anómala. Si se considerase como natural lo que es simplemente natural
no haría falta ningún plan pastoral para tratarlo.
¿Cómo se anuncia a separados y
divorciados vueltos a casar la misericordia de Dios y cómo se concreta el
sostén de la Iglesia en su camino de fe?
¿Quién tiene poder para administrar la
misericordia de Dios? Jesús no expulsó del templo al pecador arrepentido, ni al
fariseo engreído ni a la mujer adúltera.. Sólo expulsó
a los cambistas de moneda y mercaderes, es decir a los banqueros y negociantes,
unos sectores sociales que tiene hoy mucha cabida en la Iglesia y que pueden
costear sin dificultad las anulaciones matrimoniales que les permitan casarse
de nuevo.
5.- Sobre las uniones de personas del
mismo sexo... 8
a) ¿Existe en vuestro país una ley civil
que reconozca las uniones de personas del mismo sexo equiparadas de alguna
manera al matrimonio?
Sí, con la oposición del aparato
jerárquico de la Iglesia-institución y la indiferencia de la mayoría de la base
laical de la misma.
b) ¿Cuál es la actitud de las Iglesias
particulares y locales tanto frente al Estado Civil promotor de uniones civiles
entre personas del mismo sexo, como frente a las personas implicadas e este tipo de unión?
¿Es que las iglesias particulares y
locales de mi país pueden expresar públicamente una opinión distinta de la de
la Conferencia Episcopal controlada por Monseñor Rouco
Varela?
c) ¿Qué atención pastoral es posible
tener hacia las personas que han elegido de vivir según este tipo de uniones?
La misma que hacia el resto de la
feligresía eclesial. No procede hacer de esta circunstancia personal de algunos
católicos una causa de diferenciación a efectos pastorales.
d) En el caso de uniones de personas
del mismo sexo que haya adoptado niños, ¿cómo comportarse en vistas de la
transmisión de la fe?
La problemática de la transmisión de
la fe en este tipo de familias no es diferente de lo que ya vimos para el resto
de las familias en otra respuesta de este Cuestionario.
6.- Sobre la educación de los hijos en
el sino de situaciones matrimoniales irregulares...
a) ¿Cuál es en estos casos la
proporción estimada de niños y adolescentes con relación a los niños nacidos y
crecidos en familias regularmente constituidas?
Son datos que puede proporcionar
alguna entidad que maneje este tipo de estadísticas. La preocupación por
averiguar el porcentaje que se solicita en esta pregunta tiene sentido
solamente si se le da alguna importancia a lo que aquí se define o considera
como irregularidad. ¿La tiene en realidad? Y, si la tiene, ¿cuál es?
b) ¿Con qué actitud los padres se
dirigen a la Iglesia? ¿Qué solicitan? ¿Solo los sacramentos o también la
catequesis y la enseñanza en general de la religión?
Habrá de todo, supongo. Pero en la
petición de sacramentos para los hijos de esos matrimonios ¿cómo saber si lo
hacen por voluntad sincera de transmitirles su religión o lo hacen para no
sentirse socialmente marginados en una sociedad que admite mayoritamente
esas ceremonias? ¿Y cómo saberlo, también, en los casos de las familias que
aquí se consideran como “regulares”?
c) ¿De qué manera las Iglesias
particulares se acercan a la necesidad de los padres de estos niños para
ofrecer una educación cristiana a los propios hijos?
Por noticias al respecto, de los
medios informativos, uno puede constatar que todo depende del talante de cada
párroco en concreto. Para estos asuntos y otros más o menos polémicos hay toda
una gama de actitudes distintas según la sensibilidad y las luces de cada
sacerdote responsable de la parroquia. Es inevitable que ocurra así en un
sistema eclesial en el que, en la práctica, el cura párroco es el dueño en la
parroquia como el obispo lo es en su diócesis y el papa a escala mundial. El
laicado no tiene ninguna atribución ni posibilidad de condicionar algo;
simplemente es objeto de la benevolencia o falta de benevolencia de la
autoridad eclesiástica correspondiente.
d) ¿Cómo se desarrolla la práctica
sacramental en estos casos: la preparación, administración del sacramento y el
acompañamiento?
El hecho de que se haga esta pregunta
en una Encuesta que viene de la cúpula eclesial es señal evidente de que en la
institución no existe una normativa general al respecto y que cada responsable:
cura párroco, obispo… toma las decisiones que considere pertinentes en su
ámbito. Esto no sería negativo si también los seglares o laicos tuvieran algo
que decir sobre el tema, lo que no es el caso.
7.- Sobre la apertura de los esposos a
la vida...
a) ¿Cuál es el conocimiento real que
los cristianos tienen de la doctrina de la (encíclica) "Humanae Vitae" sobre la paternidad responsable?
Hoy, la gente joven, quizá no mucha.
Los que éramos adultos en la segunda mitad de los años sesenta, cuando la
encíclica se publicó, pudimos enterarnos de su contenido, al menos de sus
líneas generales, puesto que la 9
prensa
habló mucho del asunto. En general, fue mal recibida aunque mejoraba algo la
situación anterior, pero fue bastante decepcionante pues se esperaba algo más
realista y más de acuerdo con la realidad humana.
Creo recordar que fue a partir de
entonces cuando empezó a suscitarse en la base eclesial una desconfianza en la
jerarquía acerca de la aplicación de los aspectos más progresistas del
Concilio. La verdad es que Pablo VI resultó ser tan enemigo de las reformas
conciliares como lo serían después Juan-Pablo II y Benedicto XVI, pero de forma
más astuta que éstos. Durante su pontificado había muchas loas al Concilio y
sus pretendidos logros pero en la práctica se estaba desvirtuando su contenido
y anulando su eficacia por medio de la facultad papal de gestionar su
aplicación: lo que se suele llamar “puño de hierro en guante de seda”.
¿Qué conciencia hay de la evaluación
moral de los distintos métodos de regulación de los nacimientos?
Este asunto fue uno de los principales
factores, aunque no el único, de que la jerarquía eclesial y sus mandatos
perdieran su prestigio ante los ojos de gran parte de los miembros de la
Iglesia. El prestigio de una autoridad se fortalece cuando los gobernados
perciben la objetividad y acierto de los gobernantes. Pero se arruina cuando se
comprueba que las disposiciones tomadas desde arriba no responden a las
necesidades reales del colectivo gobernado.
¿Qué profundizaciones se podrían
sugerir sobre ello desde el punto de vista pastoral?
Salvo en el tema del aborto, que se
refiere al respeto a la vida humana, el resto de las cuestiones relacionadas
con esta materia me parece que no es asunto de consideración moral. En nuestra
cultura, desde hace mucho tiempo, se ha demonizado todo lo relacionado con el
sexo y su práctica. Y dado que se hizo de lo sexual una cuestión de moral, y
por tanto objeto de pecado, las autoridades religiosas, y no sólo las
cristianas, creen que tienen algo que decir sobre el tema, y lo hacen con un
enorme desparpajo, como si tuvieran línea directa con Dios.
b) ¿La doctrina moral es aceptada?
Es difícil que desaparezca algo que
viene de tan antiguo, pero se percibe claramente que desde la revolución de
Mayo de 1968 cada vez más gente sabe que ninguna autoridad tiene derecho a
entrometerse en este tipo de cuestiones personales a menos que dañen a otros
seres humanos. No faltan personas que consideren negativa la evolución que está
teniendo lugar en este terreno, pero la verdad es que este avance es tan
positivo como los que aportaron otras revoluciones anteriores y que tanpoco fueron comprendidos en su momento: las libertades
políticas y democráticas, los derechos sociales…
¿Cuáles son los aspectos más
problemáticos que hacen difícil su aceptación en la mayoría de las parejas?
En lo que se refiere a este tema
concreto, los métodos de contracepción. A ello se podría añadir la represión
sexual, la prohibición de las relaciones prematrimoniales… y también la
obligatoriedad, que algunas autoridades eclesiales se empeñan en mantener, de
la confesión individual frente a otras opciones como la penitencia comunitaria.
c) ¿Qué métodos naturales se promueven
de parte de la Iglesias particulares para ayudar a los conyugues a poner en
práctica la doctrina de la "Humanae vitae"?
En teoría, el control del período de
menstruación (método Ogino y similares). Pero en la
práctica, es posible que la Iglesia ya da por perdida
esta batalla pues la verdad es que últimamente ningún predicador se refiere a
este tema. También puede ser porque la casi totalidad del personal que asiste a
los cultos tiene ya una edad en la que no existen esos problemas.
d) ¿Qué experiencia hay sobre esta
cuestión en la praxis del sacramento de la penitencia y en la participación en
la eucaristía?
En la práctica del sacramento de la
penitencia, cuando se trata de la confesión personal es un asunto privado del
confesor y del penitente. En los casos de la penitencia comunitaria suele
hacerse un repaso general de todas las posibles faltas y las relacionadas con
este tema no reciben una atención especial.
e) ¿Qué contrastes se evidencian entre
la doctrina de la Iglesia y la educación civil a este respecto?
En mi país, esto depende del partido
gobernante. La política educativa es, quizá, la que más, o quizá la única, que
experimenta cambios cuando hay cambio de gobierno. En las demás cuestiones, por
ejemplo la economía, los partidos que se turnan en el poder estan
sospechosamente de acuerdo en beneficiar a las clases dominantes: banqueros,
financieros, grandes empresarios, aristócratas latifundistas, políticos
corruptos y otra gente de mal vivir. 10
f) ¿Cómo promover una mentalidad
mayormente abierta a la natalidad? ¿Cómo favorecer el aumento de los
nacimientos?
¡Asombroso!. en
un mundo en el que el mayor problema es la superpoblación, que está poniendo en
serio riesgo el equilibrio ecológico de la biosfera, alguien se preocupa por
promover un aumento de los nacimientos. Y luego alguien se sorprende de que la
jerarquía de la Iglesia pierda prestigio a los ojos de la población católica y
no católica.
8.- Sobre la relación entre la familia
y la persona,
a) Jesucristo revela el misterio y la
vocación del hombre: ¿la familia es un lugar privilegiado para que esto suceda?
Siempre se dijo que la familia es una
columna esencial de la sociedad, y seguramente es así, pero, ¿de qué sociedad
estamos hablando? Porque la sociedad que conocemos es la sociedad burguesa, que
no es precisamente el mejor marco para la realización de las personas. Por otra
parte, el término “familia” es bastante ambiguo y amplio; hay diversos tipos
diferentes de famila. Una familia occidental es
distinta de una familia árabe, y ambas son diferentes de una familia japonesa,
y las familias sudamericanas no se parecen en nada a ninguna de las
mencionadas.
b) ¿Cuáles situaciones críticas de la
familia en el mundo actual pueden constituir un obstáculo para el encuentro de
la persona con Cristo?
Pudiera ser que las dificultades
aportadas por la actual crisis económica a las familias incidan negativamente sobre
el proceso de encuentro de sus componentes con Cristo. En todo caso no cabe
duda de que constituyen una prueba. Pero la relación causa-efecto que me parece
más evidente es justamente la inversa: No son las situaciones críticas de la
familia las que constituyen un obstáculo para el encuentro con Cristo, sino
que, inversamente, es la falta o ausencia de Cristo en algunas familias y
algunas sociedades la que genera las situaciones críticas que hacen fracasar
esas familias y esas sociedades. Cristo es la piedra angular que muchos
constructores rechazan y sin la cual no se puede construir algo firme y
estable. A lo largo de mi vida he visto venirse abajo algunas construcciones
sociales ambiciosas que habían rechazado esa piedra angular.
c) ¿En qué medida la crisis de fe que
pueden sufrir las personas inciden en su vida familiar?
Mi experiencia personal, que es lo
único que puedo mencionar sobre este asunto, es que el haber vivido en una
familia donde no había uniformidad sobre esta materia operó beneficiosamente
sobre mi, despertando el
sentido crítico e investigador. Lo esencial es que haya libertad para elegir
sinceramente, lo que, generalmente, no suele ocurrir en las familias monocolor.
9.- Otros desafíos y propuestas.
a)¿Existen
otros desafíos y propuestas respecto a los temas tratados en este cuestionario,
que sean consideradas como urgentes o útiles de parte de los destinatarios?
Respecto a los temas tratados, me
parece que no. Por la temática específica del Cuestionario salieron a relucir
no todas sino sólo algunas de las cosas que funcionan mal en nuestra Iglesia.
En concreto, dio ocasión a pasar revista a dos de las tres lacras que exhibe la
Iglesia Católica desde hace muchos siglos: el ritualismo y la jerarquía. La
otra, que no hubo ocasión de ver, es el dogmatismo; no el contenido de tales o
tales dogmas sino el hecho de que existan dogmas con obligatoriedad de creer en
ellos. Nada en el Evangelio podría hacer sospechar que de un mensaje como ese
pudiera salir una religión como la nuestra. Pero la realidad nos gasta esas
bromas. En lo relativo al tema del dogmatismo, por poner sólo un ejemplo entre
muchos posibles, merece la pena mencionar que muchos párrocos no saben qué
hacer con esa extraña aseveración de Credo, que dice que Jesús bajó a los infiernos
después de muerto.
Antes de terminar quisiera dejar claro
que, en contra de lo que pudiera parecer por la acidez de las críticas
expuestas en este escrito, no hay por mi parte hostilidad contra las personas
que encarnan las instituciones criticadas. No se puede culpar a ninguna persona
de nuestra época por unos males que vienen de muy antiguo. Además yo no tengo
derecho a juzgar a nadie. Soy consciente de que nos encontramos agobiados por
la herencia de una tradición que pesa sobre nosotros como una losa. El salir de
esta situación va a ser un proceso muy largo y difícil, en el no cabe excluir
recaídas y retrocesos como el experimentado después del Concilio Vaticano II. ¡Qué Dios nos ayude en esa tarea.
Es
necesario reconocer que la presencia en el Vaticano de un nuevo Papa no ha
producido como por arte de magia una repentina transformación de todo el
entramado dicasterial ni de la mentalidad que hay en las distintas
Congregaciones del Vaticano, que es claramente premoderna.
Estamos ante un cuestionario indigerible.
Existe un problema general de comunicación. La gente de hoy no entiende el
lenguaje de la Iglesia, que es antiguo y clerical. No hay más que leer esta
encuesta. No creo que haya muchos, incluso dentro del clero, que se sientan
capacitados para responder con conocimiento de causa. El mismo objeto de cada
pregunta de esta encuesta parece inabarcable.
Por otra parte, todo el texto está impregnado de una determinada
ideología, presupone unos conceptos básicos entendidos sólo bajo la perspectiva
católica conservadora, que es premoderna, basada en el paradigma antiguo que
domina todo el pensamiento occidental hasta la aparición de la ciencia. La
iglesia Católica suele seguir hablando del universo, de la vida, del hombre...
como se hacía antiguamente. El modo de ver la realidad ha cambiado. No todos,
incluso entre los católicos, están de acuerdo con la Iglesia en su modo de
entender la ley natural, la sexualidad, el matrimonio y la familia. Es
necesario iniciar un diálogo libre sobre estas cuestiones.
1. LA
LEY NATURAL
Se
ha de llegar, por consenso, en diálogo unos con otros, a un conocimiento
precario, no definitivo, de la ley natural. La ley natural tendría que ser la
desnuda voz de la naturaleza, libre de cualquier interpretación ideológica
(filosófica o religiosa). Cuando la Iglesia Católica habla de la ley
natural, esta ley natural es la leída desde la fe católica y ello hecho desde
un paradigma antiguo, premoderno, que no valdría para la gente del mundo de
hoy. Ni es, pues, la desnuda voz de la naturaleza, ni es lo que ésta nos dice
hoy.
2. LA
SEXUALIDAD
Sobre la sexualidad se
constatan dos maneras de pensar, dos paradigmas: uno, el que subyace en la
doctrina de la Iglesia, el clásico, enfocando la sexualidad desde una ley
natural tal como la interpreta la Iglesia y apoyándose en una determinada
concepción de la sexualidad de raíces helénicas y agustinianas; y, otro, el que
se refleja en la práctica de los fieles, que, por otra parte, comparten
algunos moralistas y pastores, que se apoyan en ciencias como la biología, la
sicología y la sociología. El primero quiere imponerse utilizando el argumento
de autoridad, pero hoy ese argumento ha perdido su tradicional fuerza. También
aquí debe darse un diálogo fraterno para encontrar los criterios de desarrollo
de una sexualidad humanizadora. Hay que añadir a estas consideraciones que para
la mayoría de los cristianos no les resulta cómodo tener una conciencia moral
que no concuerda con los criterios proclamados por su Iglesia y ello hace que
sea áspera su relación con ella. Por otra parte, que las proclamas morales de
la Iglesia estén tan alejadas incluso de la práctica de sus fieles resulta
perjudicial para la credibilidad general del mensaje cristiano.
3. EL MATRIMONIO
El matrimonio, como signo sacramental, es la confirmación ritual
de un vínculo existencial que existe entre una pareja. En el origen de este
vínculo, al que se le puede dar carácter jurídico (civil o eclesiástico), o no,
está el amor, que será lo que le fundamente mientras dure. Si no hay amor, no
puede haber vínculo existencial y sin este no tiene sentido el jurídico, sea
civil o eclesiástico. No tiene razón la Iglesia al querer mantener la
indisolubilidad del matrimonio cuando ha desaparecido el amor entre la pareja,
lo que resulta más irracional si entre ellos lo que se da es enemistad u odio.
La nulidad puede tener sentido para proteger la libertad personal,
pero de hecho está resultando escandalosa por las nulidades solicitadas y
concedidas de matrimonios nunca anteriormente cuestionados y por la relevancia
de las personas a las que se les anula el matrimonio. El mismo sistema es poco
convincente: por los jueces, externos al matrimonio, por los testigos, dudosamente
fidedignos, por la disparidad de criterios entre las distintas diócesis. El
camino este de la nulidad viene a ser un artificio para dar solución a
parejas rotas que quieren volver a contraer matrimonio.
Que el amor dure siempre es lo que todo el mundo querría, pero
esta meta no siempre se alcanza. La Iglesia tiene que terminar reconociendo la
existencia de matrimonios rotos, aquellos cuyo vínculo ha desaparecido
totalmente, y admitir la posibilidad de un nuevo matrimonio.
4. LA
FAMILIA
Creo que hoy no tiene sentido pretender “familias
cristianas”, o católicas, como tampoco tiene sentido pretender una comunidad de
vecinos católica, ni una nación católica o un Imperio católico. Para cualquier
persona “moderna” esto es una obviedad. Creo que el concepto de la “familia
cristiana” es el último reducto ideológico del nacional-catolicismo. No hay
otra familia cristiana que la comunidad cristiana que forman los que deciden
seguir a Jesús.
A la misma conclusión se llega partiendo del concepto de fe, que
consiste en una adhesión personal-individual a Jesucristo, que luego hemos de
vivir en comunidad, en comunión con los otros cristianos. Todos los cristianos
pensamos que nuestra fe es un bien que nos enriquece como personas, nos
gustaría que aquellos que más queremos participaran de este don y por ello nos
sentimos obligados a ofrecerla a todos los de la familia, sobre manera dando
testimonio de fe del modo más atrayente posible. Si todos libremente deciden
seguir a Jesús de Nazaret e intentan “ser” buenos cristianos, seguro esa fe
común será una gran fuerza de vida en la familia. Pero lo normal parece que
será cada vez más que en las familias haya diversidad de posturas religiosas.
Los valores humanos compartidos, aún sin una fe común, pueden dar solidez a
cualquier familia. Creo que este modo de enfocar el ideal de la familia
cristiana es muy distinto al que parece percibirse en quienes están hoy
promoviendo evangelizar a la familia.
RESPUESTAS A ALGUNAS PREGUNTAS QUE PUEDEN ESTAR ALGO AL ALCANCE
DE MI EXPERIENCIA.
5 – Sobre las uniones de
personas del mismo sexo:
a)
¿Existe en el país una ley civil de reconocimiento de las uniones de personas
del mismo sexo equiparadas, de algún modo, al matrimonio? SI
b) ¿Qué
actitud asumen las Iglesias particulares y locales ante el Estado civil,
promotor de uniones civiles entre personas del mismo sexo, y también ante las
mismas personas implicadas en este tipo de uniones?
DE RESPETO TANTO HACIA EL ESTADO COMO
HACIA LAS PAREJAS.
c)
¿Qué atención pastoral es posible desarrollar en relación a las personas que
han elegido vivir según este tipo de uniones?
LA MISMA QUE HACIA LAS UNIONES
ETEROAFECTIVAS.
d)
¿Cómo habría que comportarse pastoralmente, en el caso de uniones de personas
del mismo sexo que hayan adoptado niños, en vista de la transmisión de la fe?
DE LA MISMA MANERA QUE HACIA LAS
ETEROAFECTIVAS.
6 – Sobre la educación de los
hijos en las situaciones matrimoniales irregulares
a)
¿Cuál es en estos casos la proporción estimada de niños y adolescentes, en
relación a los niños nacidos y educados en familias regularmente constituidas?
b)
¿Con qué actitud los padres se dirigen a la Iglesia? ¿Qué piden? ¿Solo los
sacramentos o también la catequesis?
c)
¿Cómo las Iglesias particulares intentan responder a la necesidad de los padres
de estos niños de ofrecer una educación cristiana para sus hijos?
d)
¿Cómo se desarrolla la praxis sacramental en estos casos: la preparación, la
administración del sacramento y el acompañamiento?
NUNCA ME ENCONTRÉ EN ESTAS
CIRCUNSTANCIAS.
7 – Sobre la apertura de los
cónyuges a la vida
a)
¿Tienen los cristianos un real conocimiento de la doctrina de la Humanae vitae sobre la paternidad responsable? CASI NADIE.
¿Qué
conciencia se tiene del valor moral de los diferentes métodos de control de los
nacimientos?
LA MAYORÍA DE LA GENTE NO TIENE NADA EN
CUENTA LO QUE AL RESPECTO DICE LA IGLESIA, VAMOS, LOS CURAS.
¿Qué profundizaciones podrían ser sugeridas sobre
esta materia desde el punto de vista pastoral?
CREO QUE LA IGLESIA, (VAMOS, LOS
CURAS), NO TIENE POR QUÉ REGULAR LAS RELACIONES SEXUALES DE LAS PAREJAS.
b)
¿Es aceptada la mencionada doctrina moral? NO
¿Cuáles
son los aspectos más problemáticos que dificultan la aceptación en la gran
mayoría de los matrimonios?
EL NÚMERO DE HIJOS QUE SE HAN DE TENER
SON ELLOS, LOS PADRES, QUIENES TIENEN QUE DECIDIRLO.
c)
¿Qué métodos naturales son promovidos de parte de las Iglesias particulares
para ayudar a los cónyuges a aplicar la doctrina de la Humanae
vitae?
¿POR QUÉ LAS IGLESIAS PARTICULARES
TIENEN QUE ESTAR PROMOVIENDO MÉTODOS NATURALES O NO NATURALES?
d)
¿Cuál es la experiencia respecto a este tema en la praxis del sacramento de la
Penitencia y en la participación en la Eucaristía?
LA POSTURA DE LA IGLESIA SOBRE LA
SEXUALIDAD FUE QUIZÁS EL PRINCIPAL MOTIVO PARA QUE LOS MATRIMONIOS JÓVENES SE
ALEJASEN DE ESAS PRÁCTICAS SACRAMENTALES. LA EDAD QUE MENOS SE VE EN LAS
IGLESIAS PUEDE QUE SEA ENTRE LOS 20 Y 50 AÑOS.
e)
¿Qué contrastes se detectan entre la doctrina de la Iglesia y la educación
civil en relación a esta temática?
NO CREO QUE HAYA UNA EDUCACIÓN CIVIL
SOBRE LA SEXUALIDAD.
f)
¿Cómo se puede promover una mentalidad más abierta a la natalidad? ¿Cómo se puede
favorecerse el aumento de los nacimientos?
¿POR QUÉ HAY QUE FAVORECER UN AUMENTO
DE LOS NACIMIENTOS? LOS PADRES SON LOS QUE HAN DE DECIDIR.
9 – Otros desafíos y propuestas
¿Existen
otros desafíos y propuestas en relación a los temas tratados en este
cuestionario que merezcan ser considerados como urgentes o útiles?
a)
Se
deben aceptar las separaciones en parejas en las que ha desaparecido el amor
con la posibilidad de formar nueva pareja.
b)
No me
parece que le compete a la jerarquía de la Iglesia prohibir que los divorciados
casados de nuevo comulguen.
c)
A los
curas que quieran dejar el celibato y casarse se les debe facilitar ese cambio
de vida.
En general, la Iglesia, la jerarquía
católica, todos ellos hombre célibes, no tiene por qué meterse tan detalladamente
en este terreno, por principio, totalmente desconocido por ellos.
III – Cuestionario
Las siguientes preguntas permiten a las Iglesias
particulares participar activamente en la preparación del Sínodo
Extraordinario, que tiene como objetivo anunciar el Evangelio en los actuales
desafíos pastorales en relación a la familia.
1 - Sobre
la difusión de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia en relación
a la familia
a) ¿Cuál es el real conocimiento de las enseñanzas de la
Biblia, de la Gaudium et Spes,
de la Familiaris Consortio
y de otros documentos del Magisterio post-conciliar sobre el valor de la
familia según la Iglesia Católica? ¿Cómo nuestros fieles son formados en la
vida familiar según las enseñanzas de la Iglesia?
1) Menos que elemental. Prácticamente nulo…
2) Con poca efectividad… En la actualidad no hay
espacio ni tiempo: jornadas laborales largas (los que tienen la suerte de
trabajar), frecuentemente trabajan el padre y la madre, clases particulares,
actividades extraescolares y deportivas(es difícil buscar un hueco)…
b) Allí donde se conocen las enseñanzas de la Iglesia
¿son éstas integralmente aceptadas? ¿Se verifican dificultades para ponerlas en
práctica? ¿Cuáles?
1) No son íntegramente aceptadas… Donde
supuestamente se conocen, por lo menos, en unos casos son criticadas y en
otros mal aceptadas…
2) Las dificultades son múltiples y variadas. Se
verifican dificultades, como en el caso anterior, y además se carece de
preparación y de medios. También hay otro tipo de dificultades el lenguaje, la
secularización, la crisis de los valores evangélicos
c) ¿Cómo se difunden las enseñanzas de la Iglesia en
el contexto de los programas pastorales a nivel nacional, diocesano y
parroquial? ¿Qué catequesis se ofrece sobre la familia?
1) A través de cursillos, encuentros, conferencias,
convivencias, reuniones de grupos de adultos, de matrimonios, de jóvenes de
niños, catequesis de diversos grados…
2) En todos los casos anteriormente citados se puede
hacer referencia y tratar sobre la familia en el aspecto sociológico, cultural,
espiritual, cultual…
d) ¿En qué medida – y en particular en relación a qué
aspectos – dichas enseñanzas son realmente conocidas, aceptadas, rechazadas y/o
criticadas en ambientes extra eclesiales? ¿Cuáles son los factores culturales
que obstaculizan la plena recepción de las enseñanzas de la Iglesia sobre la
familia?
1) En los ambientes extraeclesiales,
generalmente lo religioso no interesa, como no sea para atacarlo y
criticarlo.
2) El trasnochado anticlericalismo y el mal
testimonio de los clérigos y seglares cristianos.
2 - Sobre
el matrimonio según la ley natural
a) ¿Qué lugar ocupa el concepto de ley natural en la
cultura civil, tanto a nivel institucional, educativo y académico, como a nivel
popular? ¿Qué visiones antropológicas se dan por sobrentendidas en el debate
sobre el fundamento natural de la familia?
1) Un lugar secundario…El concepto de ley natural no
se valora lo suficiente en la cultura civil…
2) El rejuntarse sin más, parejas de hecho,
matrimonio civil y matrimonio canónico…
b) ¿Es comúnmente aceptado, en cuanto tal, el concepto
de ley natural en relación a la unión entre el hombre y la mujer, de parte de
los bautizados en general?
En general podemos decir que sí, pero considerando
la posibilidad de excepciones…
c) ¿Cómo es contestada, en la práctica y en la teoría,
la ley natural en lo que respecta a la unión entre el hombre y la mujer en
vista de la formación de una familia? ¿Cómo es propuesta y profundizada en los
organismos civiles y eclesiales?
1) En el simple hecho de vivir juntos sin que se
excluya en la pareja la prostitución y la violación… (se
pueden dar)
2) Organismos civiles: amor y convivencia. Organismos
eclesiales: comunidad de vida y amor.
d) ¿Cómo se deberían afrontar los desafíos pastorales
que surgen cuando bautizados, no practicantes o que se declaran no creyentes,
piden la celebración del matrimonio?
1) No creyentes:
invitar al matrimonio civil “reconocido por la iglesia”.
2) No practicantes: rito del matrimonio (sin
Misa, pero con preparación).
3) Practicantes: rito del matrimonio con eucaristía
y preparación (¿cursillos?).
3 – La pastoral de la familia en el contexto de
la evangelización
a) ¿Qué experiencias han sido maduradas en las últimas
décadas en orden a la preparación al matrimonio? ¿Cómo se ha tratado de
estimular la tarea de evangelización de los esposos y de la familia? ¿En qué
modo se puede promover la conciencia de la familia como “Iglesia doméstica”?
1) Los cursillos prematrimoniales, encuentros de
preparación con las parejas conducentes a una mejor celebración…
2) Con encuentros de matrimonios…
3) Con una acogida e implicación pastoral,
catequética, litúrgica, caritativa…, en la comunidad…
b) ¿Se ha logrado proponer estilos de oración en
familia, que sean capaces de resistir ante la complejidad de la vida y de la
cultura actual?
Algunas experiencias hay… Están muy limitados
por la falta de comunicación y diálogo, las tensiones generacionales, la TV,
internet… No hay tiempo (en algunos casos trabajan el padre y la madre, los
turnos laborales, jornadas laborales largas, las clases particulares de los
hijos, actividades extraescolares, deportes)…
c) ¿En qué modo las familias cristianas han sabido
realizar la propia vocación de trasmitir la fe en la actual situación de crisis
entre las generaciones?
Quizás haya que reducirla a la infancia de modo
particular y con pocas garantías de futuro…
d) ¿De que manera las
Iglesias locales y los movimientos de espiritualidad familiar ha sabido crear
caminos ejemplares?
A través de reuniones, estudios, campañas de
grupos matrimoniales. Se crean caminos para el grupo, pero que sean ejemplares
para los demás ya es más complicado…
e) ¿Qué aporte específico han logrado dar los
matrimonios y las familias, en orden a la difusión de una visión integral del
matrimonio y de la familia cristiana, que sea creíble hoy?
Pienso que no existen modelos… Cada matrimonio o
familia tiene que realizar su propio modelo o proyecto desde su situación,
vivencia y posibilidades… Sin embargo, los matrimonios que impartieron cursillos
prematrimoniales o se reunieron periódicamente con otros matrimonios tienen una
rica experiencia y conocimiento, que puede ser muy útil a los demás…
f) ¿Qué atención pastoral ha demostrado la Iglesia
para sostener el camino de los matrimonios en formación y de aquellos que
atraviesan por una crisis?
Teniendo en cuenta lo afirmado en el apartado e),
también se debe decir que una iglesia clericalizada y célibe, aunque lo
pretenda, poco puede ofrecer en la pastoral matrimonial, no es lo mismo
conocimiento que experiencia, es distinta la información de la experiencia… La
crisis tiene más incidencia en la mujer…
4 – Sobre la pastoral para afrontar algunas
situaciones matrimoniales difíciles
a) ¿Es una realidad pastoral relevante en la Iglesia
particular la convivencia ad experimentum? ¿Es
posible estimar numéricamente un porcentaje?
1) La convivencia ad experimentum
es relevante y creo que va en aumento…
2) Es difícil calcular un % sin datos concretos.
b) ¿Existen uniones libres de hecho, sin reconocimiento
religioso ni civil? ¿Hay datos estadísticos confiables?
1) De hecho existen cuantiosas uniones libres,
sin reconocimiento religioso n i civil.
2) No tengo datos estadísticos.
c) ¿Son una realidad pastoral relevante en la Iglesia
particular los que están separados y los divorciados casados de nuevo? ¿Cuál es
el porcentaje numéricamente estimable? ¿Cómo se enfrenta esta realidad a través
de programas pastorales adecuados?
1) Se dan casos de separados, de divorciados y
casados de nuevo en buen número, pero difíciles de cuantificar.
2) Pienso que están un tanto olvidados, marginados y
desatendidos… Probablemente pude que ellos no estén exentos de cierta
culpabilidad, pues no aceptan o no comprenden que la iglesia les pueda ayudar…
Es posible que teman una recriminación… La 2ª oportunidad, en algunos casos, según manifiestan es
gratificante…
d) En estos casos: ¿Cómo viven los bautizados su
irregularidad? ¿Son conscientes de ella? ¿Manifiestan simplemente indiferencia?
¿Se sienten marginados y viven con sufrimiento la imposibilidad de recibir los
sacramentos?
1) Pienso que no les preocupa demasiado o no ven la
irregularidad y lo llevan con indiferencia…
2) Pueden, en algunos casos, acusar cierta
marginación, pero lo llevan con filosofía y sin trauma…
e) ¿Qué piden las personas divorciadas y casadas de
nuevo a la Iglesia a propósito de los sacramentos de la Eucaristía y de la
Reconciliación? Entre las personas que se encuentran en estas situaciones
¿cuántas piden dichos sacramentos?
1) Depende de los ambientes y la propia situación;
hay quien se acerca a comulgar en ciertas ocasiones sin más…
2) A los no creyentes y no practicantes ni les
inquieta…
3) Prácticamente nadie o casi nadie se acerca a
pedir los sacramentos…
f) ¿Podría ofrecer realmente un aporte positivo a la
solución de las problemáticas de las personas implicadas la agilización de la
praxis canónica en orden al reconocimiento de la declaración de nulidad del
vínculo matrimonial? Si la respuesta es afirmativa ¿en qué forma?
1) Pienso que es prudencial que trascurra cierto
tiempo entre los hechos y la resolución final, pues contribuirá a una mejor
clarificación, pero si se tarda demasiado puede acarrear aspectos muy
negativos…
2) De todos modos pienso que la iglesia debería desembarazarse
de las nulidades y aceptar (dar por válidas) las declaradas por la autoridad
civil y nos liberaríamos de infinidad de problemas con muchos matices…
g) ¿Existe una pastoral orientada a la atención de
estos casos? ¿Cómo se desarrolla esa actividad pastoral? ¿Existen al respecto
programas a nivel nacional y diocesano? ¿Cómo es anunciada a los separados y a
los divorciados casados de nuevo la misericordia de Dios? ¿Cómo se pone en
práctica el apoyo de la Iglesia en el camino de fe de estas personas?
A estas preguntas se me ocurre contestar con otra
cadena de preguntas: ¿Cuántos Dicasterios, congregaciones, comisiones,
secretariados, oficinas, cardenales, arzobispos, obispos, curas, órdenes
religiosas, departamentos, colegios, seminarios…..
etc… etc…etc… y muchos más… hay en el Vaticano, en la
Conferencia Episcopal, en las diócesis, en las archidiócesis, en las vicarías,
en los arciprestazgos, en las zonas y en las parroquias, catedrales,
santuarios, conventos…( puede que todavía no estén todos citados)…¡y resulta
que todavía tenemos a la gente sin atender¡…
5 - Sobre las uniones de personas del mismo sexo
a) ¿Existe en el país una ley civil de reconocimiento
de las uniones de personas del mismo sexo equiparadas, de algún modo, al
matrimonio?
1) Si, existe
b) ¿Qué actitud asumen las Iglesias particulares y
locales ante el Estado civil, promotor de uniones civiles entre personas del
mismo sexo, y también ante las mismas personas implicadas en este tipo de
uniones?
1 )Asumen
una actitud beligerante, de crítica y rechazo…
2) Se les desprecia y mira con malos ojos…
c) ¿Qué atención pastoral es posible desarrollar en
relación a las personas que han elegido vivir según este tipo de uniones?
1) En primer lugar respeto, educación y después
cercanía tendiéndoles la mano, escucharlos, entablar conversación
…
d) ¿Cómo habría que comportarse pastoralmente, en el
caso de uniones de personas del mismo sexo que hayan adoptado niños, en vista
de la transmisión de la fe?
1) Diría lo mismo que en el apartado c y
evitaría forzarlos o contrariarlos en su comportamiento con imposiciones
verbales… y mucho menos amedrentarlos… En estos casos complicados y otros
similares, pienso que sería muy clarificador preguntarnos ¿cómo actuaría Jesús
de Nazaret, no Sanz?...
6 - Sobre la educación de los hijos en las
situaciones matrimoniales irregulares
a) ¿Cuál es en estos casos la proporción estimada de
niños y adolescentes, en relación a los niños nacidos y educados en familias
regularmente constituidas?
En mi opinión es más bien mínima…
b) ¿Con qué actitud los padres se dirigen a la
Iglesia? ¿Qué piden? ¿Sólo los sacramentos o también la catequesis?
Generalmente piden solo los sacramentos,
bautismo y comunión…Se dirigen con el temor de no ser bien atendidos…
c) ¿Cómo las Iglesias particulares intentan responder
a la necesidad de los padres de estos niños de ofrecer una educación cristiana
para sus hijos?
De una manera tímida; probablemente no consta en la
programación pastoral y se improvisa en cada caso o se les incorpora al plan
general de la catequesis…
d) ¿Cómo se desarrolla la praxis sacramental en estos
casos: la preparación, la administración del sacramento y el acompañamiento?
Según lo establecido en cada parroquia para cada
evento…
7 - Sobre la apertura de los cónyuges a la vida
a) ¿Tienen los cristianos un real conocimiento de la
doctrina de la Humanae vitae sobre la
paternidad responsable? ¿Qué conciencia se tiene del valor moral de los
diferentes métodos de control de los nacimientos? ¿Qué profundizaciones podrían
ser sugeridas sobre esta materia desde el punto de vista pastoral?
1) En niveles populares existe mucha confusión y se
le presta poca atención…
2) Poca valoración y fiabilidad
3) Como profundización una seria actualización en
consonancia con los adelantos técnicos y de cada pareja. En este tema
probablemente hemos perdido el tren… Esperemos que no hagan la revolución los
hijos de Ogino…
b) ¿Es aceptada la mencionada doctrina moral? ¿Cuáles
son los aspectos más problemáticos que dificultan la aceptación en la gran
mayoría de los matrimonios?
1) Creo que no se le hace mucho caso… En las confesiones
ya no se manifiesta…
2) Aspectos problemáticos: mecanicismo, desconfianza
de los métodos, deshumanización de la sexualidad, aunque la sexualidad es
importante no es la parte más importante de la persona…
c) ¿Qué métodos naturales son promovidos de parte de
las Iglesias particulares para ayudar a los cónyuges a aplicar la doctrina de
la Humanae vitae?
Ogino…
Ajo, agua y resina (abstinencia)… Temperatura basal…
d) ¿Cuál es la experiencia respecto a este tema en la
praxis del sacramento de la Penitencia y en la participación en la Eucaristía?
En la penitencia apenas se da la acusación…
Referente a la comunión o no se participa o se participa sin confesar…
e) ¿Qué contrastes se detectan entre la doctrina de la
Iglesia y la educación civil en relación a esta temática?
En
este campo se ha pasado del todo es pecado al nada es pecado… Van en paralelo…
f) ¿Cómo se puede promover una mentalidad más abierta
a la natalidad? ¿Cómo se puede favorecerse el aumento de los nacimientos?
1) En una sociedad, que aparentemente, valora más
los perros que los niños no es fácil… Mientras los perros aumentan los
niños disminuyen…
2) La respuesta, probablemente, haya que
buscarla en una mayor y más justa estabilidad económica… En general, la
economía actual, no favorece la natalidad a los pobres, que son cada vez
más pobres… Nuestra sociedad es cómoda, consumista, huye del sacrificio…
8 - Sobre la relación que existe entre la
familia y la persona
a) Jesucristo revela el misterio y la vocación del ser humano ¿La
familia es realmente un ambiente privilegiado para que esto tenga lugar?
La familia, lógicamente, también está en crisis muy
profunda y la persona es la caja de resonancia de la familia, aunque también
puede recibir ayuda, ánimo y consuelo de ella…
b) ¿Qué situaciones críticas de la familia en el mundo
actual pueden constituir un obstáculo para el encuentro de la persona con Cristo?
El paro, la conflictividad familiar, el mal ejemplo
o falta de referencias, la violencia en todas sus expresiones, la corrupción
política, la inseguridad ciudadana y de cara al futuro… Contrariamente, también
pueden ayudar…
c) ¿En qué medida las crisis de fe que las personas
pueden atravesar inciden en la vida familiar?
Las crisis de fe en la familia y en sus miembros
inciden directa y significativamente … Las crisis son
para superarlas y se debe salir fortalecidos de ellas…
9 - Otros desafíos y propuestas
¿Existen otros desafíos y propuestas en relación a los
temas tratados en este cuestionario que merezcan ser considerados como urgentes
o útiles?
El gran desequilibrio económico mundial, el hambre,
la corrupción política, social, moral, religiosa; la gran crisis de valores, la
violencia a todos los niveles, pero especialmente la de género, la pederastia,
las esclavitudes, los partidos políticos y sindicatos que manejan, manipulan
explotan a los más pobres, tanto a países como a personas….etc…etc…
etec…¿Nos cruzamos de brazos?.. ¡Algo habrá que
hacer! ¿Por dónde empezamos?
¿Qué diríamos de las clases y desigualdades
en la iglesia?... ¿Cómo acercamos o refundimos la iglesia pobre y la iglesia
rica?... ¡No me dirás que solo existe una?…
P.
D: Pienso que cada uno
contesta al cuestionario desde su situación, desde sus vivencias, desde sus
aspiraciones, desde su experiencia y con sinceridad…
1.- Sobre
la difusión de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia sobre la
familia
a)
¿Cuál es el conocimiento real de las enseñanzas de la Biblia, de la ‘Gaudium et Spes’, de la ‘Familiaris consortio’ y de otros documentos del magisterio postconciliar
(Vaticano II) sobre el valor de la familia según la Iglesia Católica? ¿Cuál es
la formación de nuestros fieles para la vida familiar según las enseñanzas de
la Iglesia?
El conocimiento de los documentos es
prácticamente nulo, sin embargo hay ciertas frases de la Sagrada Escritura que
forman parte de la memoria colectiva. La formación para la vida de familia es
prácticamente nula en general. En cuanto a la enseñanzas
de la Iglesia está bastante difundida la idea de que la Iglesia rechaza el
divorcio, el aborto y las prácticas normales de paternidad responsable.
b)
Allí donde la enseñanza de la Iglesia es conocida, ¿es aceptada integralmente?
¿Hay dificultades en ponerla en práctica? ¿Cuáles?
Muchas personas comparten con la Iglesia la preocupación por cuidar y dar valor a la
familia. Sin embargo exigencias de la Iglesia como la desaparición de una
legislación de divorcio (que solo acepta la Iglesia a la fuerza) o el rechazo
del preservativo y otros medios de control de la natalidad son sencillamente
marginados, aunque más o menos conocidos. La dificultad para poner en práctica
algunas normas radica en el carácter absurdo de las mismas. Por ejemplo la
inmoralidad del uso del preservativo es, para la mayor parte de la gente,
ridícula e injustificada.
c)
¿Cómo es difundida la enseñanza de la Iglesia en el contexto de los programas
pastorales en el ámbito nacional? ¿Diocesano, parroquial? ¿Qué catequesis se
hace sobre la familia?
La temática de la familia aparece en la letra
de los planes pastorales, incluso se convocan manifestaciones masivas sobre
estas cuestiones, pero sigue siendo algo secundario en la actividad cotidiana
de las parroquias.
d)
¿En qué medida -concretamente sobre qué aspectos-tal enseñanza es realmente conocida,
aceptada, rechazada y/o criticada en ambientes extra eclesiales? ¿Cuáles son
los factores culturales que obstaculizan la plena recepción de la enseñanza de
la Iglesia sobre la familia?
La enseñanza de la Iglesia sobre la familia
está pidiendo un profundo cambio de acentos. Si se acentúa la ley, las normas,
derecho canónico se está perdiendo lo más importante. Seguramente nuestra
Iglesia necesitará siglos para acentuar el papel insustituible del amor, el
cariño, la ternura en la pareja y en la familia, es decir, la ética del Papa
Francisco. El factor cultural que obstaculiza una amplia difusión del valor de
la pareja y la familia es la misma Iglesia.
2.-
Sobre el matrimonio de acuerdo con la ley natural…
a)
¿Qué lugar ocupa el concepto de ley natural en
la cultura civil, tanto en ámbito institucional, educativo y académico, como en
ámbito popular? ¿Qué ópticas antropológicas se sobreentienden en este debate
sobre el fundamento natural de la familia?
El concepto mismo de ley natural resulta un
poco arcaico. Sin embargo es posible construir entre todos una ética
humanística y de convencimiento más que de imposición legal, a compartir por
todos.
b) El
concepto de ley natural con relación a la unión entre el hombre y la mujer ¿es
comúnmente aceptado como tal de parte de los bautizados en general?
Sigue siendo la mentalidad más extendida.
c)
¿Cómo es contestada en la práctica y en la teoría la ley natural sobre la unión
entre hombre y mujer en vistas de la formación de una familia? ¿Cómo es
propuesta y profundizada en los organismos civiles y eclesiales?
Avanza lentamente el respeto y la aceptación
de las opciones minoritarias. El rechazo de las formas de unión emergentes
sigue siendo muy amplio. No debemos estar contentos los cristianos por ese
motivo, pues éticamente deja mucho que desear el desprecio y marginación que se
practica a ese respecto.
d) En
el caso de que pidan el matrimonio los bautizados no practicantes o quienes se
declaran no creyentes, ¿cómo afrontar los desafíos pastorales que derivan de
ello?
La única forma de afrontar estas situaciones
es el diálogo, el testimonio y el respeto, más que los discursos vacíos y
trasnochados.
3.-
La pastoral de la familia en el contexto de la evangelización.
a)
¿Cuáles son las experiencias surgidas en los
últimos decenios en orden a la preparación al matrimonio? ¿De qué manera se ha
intentado estimular el deber de evangelización de los esposos y de la familia?
¿De qué manera promocionar la conciencia de la familia como “Iglesia
doméstica”?
En medio de una actuación pastoral muy anodina
y superficial en general la temática de la familia adolece de los mismos
inconvenientes que otros campos de acción. La conciencia de Iglesia está
adormecida y el impulso evangelizador también. Por otra parte la fe cristiana
puede ser vivida de manera diferente por
los miembros de la familia. Frecuentemente se dan posturas diferentes ante la
fe, tanto entre los esposos como en el resto de la familia.
b)
¿Se ha conseguido proponer estilos de plegaria en familia que consigan resistir
a la complejidad de la vida y cultura actuales?
La plegaria en familia ha desaparecido casi
por completo.
c) En
la crisis actual entre generaciones, ¿cómo las familias cristianas han sabido
realizar la propia vocación de transmisión de la fe?
La transmisión de la fe se ha interrumpido en
gran medida.
d)
¿En qué manera las Iglesias locales y los movimientos de espiritualidad
familiar han sabido crear caminos ejemplares?
--Sin
respuesta--
e)
¿Cuál es la aportación específica que parejas y familias han conseguido dar
respecto a la difusión de una visión integral de la pareja y de la familia
cristiana que sea actualmente creíble?
--Sin
respuesta--
f)
¿Qué atención pastoral ha manifestado la Iglesia para apoyar el camino de las
parejas en la formación y de las parejas en crisis?
Mínima.
4.-
Sobre la pastoral para afrontar algunas situaciones matrimoniales difíciles,
a)
La convivencia “ad experimentum”
(experimental), ¿es una realidad pastoral de relieve en la Iglesia particular
(local)? ¿En qué porcentaje se podría estimar numéricamente?
b)
Se extiende cada vez más la convivencia antes
o sin matrimonio. Las relaciones sexuales entre los jóvenes, incluso sin
ninguna previsión seria de matrimonio o convivencia estable, están
generalizadas.
b)
¿Existen uniones libres de hecho, sin reconocimiento ni religioso ni civil?
¿Hay datos estadísticos fiables?
Muy extendidas. Se desconocen estadísticas
fiables.
c)
Los separados y divorciados que se vuelven a casar ¿son una realidad pastoral
relevante en la Iglesia particular? ¿En qué porcentaje se podría estimar
numéricamente? ¿Cómo se afronta esta realidad a través de programas pastoral
adecuados?
Teniendo en cuenta de que la amplia mayoría de
los bautizados no participan activamente en ninguna actividad eclesial no se
puede decir que estemos ante una realidad pastoral relevante. Salvo casos muy
excepcionales a la mayoría de los divorciados no les preocupa nada.
d) En
todos estos casos, ¿cómo viven los bautizados sus irregularidades? ¿Son
conscientes de ellas? ¿Manifiestan simplemente indiferencia? ¿Se sienten
marginados y viven con sufrimiento la imposibilidad de recibir los sacramentos?
Hay un cierto nivel de conciencia, pero
predomina la indiferencia.
e)
¿Cuáles son las peticiones que las personas divorciadas y vueltas a casar
dirigen a la Iglesia, respecto a los sacramentos de la Eucaristía y de la
Reconciliación? Entre las personas que se encuentran en esta situación,
¿Cuántas piden estos sacramentos?
--Sin
respuesta--
f)
¿La simplificación de la praxis canónica, respecto al reconocimiento de la
declaración de anulación del vínculo matrimonial podría ofrecer una real
contribución positiva para la solución de los problemas de las personas
implicadas? En caso afirmativo, ¿de qué manera?
Los cánones 1055 al 1165 del Código de Derecho
Canónico (Libro IV, parte primera, título VII, Del matrimonio) deberían ser
sometidos a una profunda revisión. Son de lo más nefasto de la normativa eclesiástica, estando
no al servicio del amor, la ternura y el cariño (bases de la vida familiar y
pilares de la ética evangélica del Papa Francisco), sino de la Iglesia
dominadora y poderosa que necesita someter a la ley a todos. Es notable el
grado de doblez y de hipocresía que los siglos han acumulado en la normativa canónica
matrimonial: lectura interesada de determinados textos bíblicos,
contradicciones, argumentaciones absurdas, carácter pastoral inexistente…
g)
¿Existe una pastoral para acercarse a estos casos? ¿Cómo se desarrolla tal
actividad pastoral? ¿Existen programas sobre ello en ámbito nacional y
diocesano? ¿Cómo se anuncia a separados y divorciados vueltos a casar la
misericordia de Dios y cómo se concreta el sostén de la Iglesia en su camino de
fe?
--Sin
respuesta--
5.-
Sobre las uniones de personas del mismo sexo…
a)
¿Existe en vuestro país una ley civil que
reconozca las uniones de personas del mismo sexo equiparadas de alguna manera
al matrimonio?
b)
Sí.
b)
¿Cuál es la actitud de las Iglesias particulares y locales tanto frente al
Estado Civil promotor de uniones civiles entre personas del mismo sexo, como
frente a las personas implicadas e este tipo de
unión?
Se participa de la homofobia generalizada.
Completando esta actitud con tímidas llamadas al respeto.
c)
¿Qué atención pastoral es posible tener hacia las personas que han elegido de
vivir según este tipo de uniones?
Quienes se sientan miembros de la comunidad
cristiana deben tener el mismo trato y acogida que cualquier otro.
d) En
el caso de uniones de personas del mismo sexo que haya adoptado niños, ¿cómo
comportarse en vistas de la transmisión de la fe?
Sin distinciones. Recibidos normalmente en la
catequesis parroquial.
6.-
Sobre la educación de los hijos en el sino de situaciones matrimoniales
irregulares…
a)
¿Cuál es en estos casos la proporción estimada
de niños y adolescentes con relación a los niños nacidos y crecidos en familias
regularmente constituidas?
b)
Es difícil cuantificar, pero teniendo en
cuenta el número de divorcios tiene que haber un número notable de niños en estas
familias.
b)
¿Con qué actitud los padres se dirigen a la Iglesia? ¿Qué solicitan? ¿Solo los
sacramentos o también la catequesis y la enseñanza en general de la religión?
--Sin
respuesta--
c) ¿De
qué manera las Iglesias particulares se acercan a la necesidad de los padres de
estos niños para ofrecer una educación cristiana a los propios hijos?
Por el momento no se aprecia que exista un
acercamiento por parte de la Iglesia.
d)
¿Cómo se desarrolla la práctica sacramental en estos casos: la preparación,
administración del sacramento y el acompañamiento?
--Sin
respuesta--
7.-
Sobre la apertura de los esposos a la vida…
a)
¿Cuál es el conocimiento real que los cristianos tienen de la doctrina de la
(encíclica) “Humanae Vitae” sobre la paternidad
responsable? ¿Qué conciencia hay de la evaluación moral de los distintos
métodos de regulación de los nacimientos? ¿Qué profundizaciones se podrían
sugerir sobre ello desde el punto de vista pastoral?
Nadie la ha leído, pero muchas personas saben
algo sobre ello, sobre todo en lo que se refiere a los medios de regulación de
los nacimientos.
b)
¿La doctrina moral es aceptada? ¿Cuáles son los aspectos más problemáticos que
hacen difícil su aceptación en la mayoría de las parejas?
La idea de planear sensatamente el nacimiento
de los hijos es de común aceptación. En general no se ve el carácter inmoral
del uso del preservativo y de otros
medios artificiales, por lo que son de uso generalizado.
c)
¿Qué métodos naturales se promueven de parte de la Iglesias particulares para
ayudar a los conyugues a poner en práctica la doctrina de la “Humanae vitae”?
--Sin
respuesta--
d)
¿Qué experiencia hay sobre esta cuestión en la praxis del sacramento de la
penitencia y en la participación en la eucaristía?
--Sin
respuesta--
e)
¿Qué contrastes se evidencian entre la doctrina de la Iglesia y la educación
civil a este respecto?
En los diferentes materiales de educación
sexual se da un lugar importante a la prevención de embarazos no deseados. Lo
cual es muy lógico y razonable. La moral sexual de la Iglesia necesita una
urgente revisión: hay que superar una moral cosificada (“actos impuros”,
carácter pecaminoso del placer, todo
pecado mortal sin parvedad de materia y
cosas semejantes) caminando hacia una moral evangélica de relación
interpersonal. La moral evangélica debería ser muy radical y muy exigente en lo
que se refiere a las relaciones entre los seres humanos, pero la moral sexual
católica al uso está desapareciendo inexorablemente. Es muy exigente en lo que
no hace falta y olvida lo fundamental.
f)
¿Cómo promover una mentalidad mayormente abierta a la natalidad? ¿Cómo
favorecer el aumento de los nacimientos?
--Sin
respuesta--
8.-
Sobre la relación entre la familia y la persona,
Jesucristo
revela el misterio y la vocación del hombre: ¿la familia es un lugar
privilegiado para que esto suceda?
¿Cuáles
situaciones críticas de la familia en el mundo actual pueden constituir un obstáculo
para el encuentro de la persona con Cristo?
¿En
qué medida la crisis de fe que pueden sufrir las personas inciden en su vida
familiar?
Las generaciones jóvenes se sienten más
distanciadas de sus mayores en el aspecto religioso, lo cual no es bueno.
9.-
Otros desafíos y propuestas.
¿Existen
otros desafíos y propuestas respecto a los temas tratados en este cuestionario,
que sean consideradas como urgentes o útiles de parte de los destinatarios?
El gran desafío para la Iglesia está en
encontrar su lugar propio en un diálogo ético universal para valorar el amor,
la pareja y la familia. La preocupación de la Iglesia no debe ser el matrimonio
como sacramento, la familia cristiana, etc. porque el verdadero problema es
universal y la familia es fundamental para todos los seres humanos por encima
de ideología, razas, religiones, etc. Los cristianos deberíamos contagiar con
nuestro testimonio una vida de familia feliz y positiva. Si no conseguimos
hacer nada de eso sobran las encíclicas y discursos.
1.-
Sobre la difusión de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia sobre
la familia
a)
¿Cuál es el conocimiento real de las enseñanzas de la Biblia, de la ‘Gaudium et Spes’, de la ‘Familiaris consortio’ y de otros documentos del magisterio
postconciliar (Vaticano II) sobre el valor de la familia según la Iglesia
Católica? ¿Cuál es la formación de nuestros fieles para la vida familiar según
las enseñanzas de la Iglesia?
Hay un conocimiento escaso en general, casi
nulo respecto a los documentos del magisterio, permaneciendo en el sentir
aprendido de los católicos tradicionales
que el matrimonio y la familia es una institución de origen divino, que
sanciona la unión de un hombre y una mujer, la procreación y la educación
tradicional cristiana de los hijos, no aprueba el divorcio, condena el
adulterio y el aborto.
b)
Allí donde la enseñanza de la Iglesia es conocida, ¿es aceptada integralmente?
¿Hay dificultades en ponerla en práctica? ¿Cuáles?
Donde la enseñanza es conocida por las
personas y en los términos anteriormente expuestos, tampoco se acepta ni se
pone en práctica integralmente. La dificultad está en la vinculación de dicha
doctrina a una tradición cultural hoy
superada.
c)
¿Cómo es difundida la enseñanza de la Iglesia en el contexto de los programas
pastorales en el ámbito nacional? ¿diocesano,
parroquial? ¿Qué catequesis se hace sobre la familia?
Es difundida apologéticamente, a la defensiva
y a veces con agresividad, métodos propios de quienes se resisten a
revisar doctrinas agrietadas por la
ciencia, la cultura y la vivencia de los
hombres y las mujeres de hoy. A lo que se, la catequesis sobre la familia sigue
los pronunciamientos más tradicionales, siendo la rara excepción algunos cursos prematrimoniales.
d)
¿En qué medida -concretamente sobre qué aspectos-tal enseñanza es realmente
conocida, aceptada, rechazada y/o criticada en ambientes extra eclesiales?
¿Cuáles son los factores culturales que obstaculizan la plena recepción de la
enseñanza de la Iglesia sobre la familia?
Por un catolicismo crítico y en ambientes extraeclesiales se rechaza globalmente una enseñanza que desconoce o no quiere tener
en cuenta todo la investigación y desarrollo antropológoico,
humanista, social,de la
afectividad y la sexualidad, etc., acerca de la persona humana.
2.-
Sobre el matrimonio de acuerdo con la ley natural…
a) ¿ Qué lugar ocupa el concepto de ley natural en la cultura
civil, tanto en ámbito institucional, educativo y académico, como en ámbito
popular? ¿Qué ópticas antropológicas se sobreentienden en este debate sobre el
fundamento natural de la familia?
La ley natural no es reconocida hoy como algo
inherente a la naturaleza. Es un
producto cultural.
b) El
concepto de ley natural con relación a la unión entre el hombre y la mujer ¿es
comúnmente aceptado como tal de parte de los bautizados en general?
Cada vez con
más reparo teórico y creciente
rechazo práctico .
c)
¿Cómo es contestada en la práctica y en la teoría la ley natural sobre la unión
entre hombre y mujer en vistas de la formación de una familia? ¿Cómo es
propuesta y profundizada en los organismos civiles y eclesiales?
Avanza una concepción de la relación hombre y mujer
que relativiza los principios y usos tradicionales, añadiendo que cada vez crece un poco más la relación hombre-hombre,
mujer-mujer.
d) En
el caso de que pidan el matrimonio los bautizados no practicantes o quienes se
declaran no creyentes, ¿cómo afrontar los desafíos pastorales que derivan de
ello?
El desafío pastoral no puede ser otro que el
de la compasión, la comprensión y la
tolerancia ante el valor mayor a respetar que es el amor entre dos
personas.
3.-
La pastoral de la familia en el contexto de la evangelización.
a)
¿Cuáles son las experiencias surgidas en los últimos decenios en orden a la
preparación al matrimonio? ¿De qué manera se ha intentado estimular el deber de
evangelización de los esposos y de la familia? ¿De qué manera promocionar la
conciencia de la familia como “Iglesia doméstica”?
Sólo conozco
la impartida en algunos cursos
prematrimoniales y foros cristianos de familias, muchos de los cuales adolecen
de los mismos déficits señalados anteriormente. Hay también una pastoral
familiar que corre por los mismos derroteros.
b)
¿Se ha conseguido proponer estilos de plegaria en familia que consigan resistir
a la complejidad de la vida y cultura actuales?
La plegaria en familia defendida antaño era el
rezo del rosario. NI antes ni ahora se cultiva la inspiración y creatividad personal y comunitaria en y de la
plegaria.
c) En
la crisis actual entre generaciones, ¿cómo las familias cristianas han sabido
realizar la propia vocación de transmisión de la fe?
La familia cristiana tradicional en general no ha recibido el anuncio, ni en consecuencia ha sabido transmitir una fe liberadora.
d)
¿En qué manera las Iglesias locales y los movimientos de espiritualidad
familiar han sabido crear caminos ejemplares?
Salvo excepciones, sólo las comunidades
cristianas populares abren caminos nuevos en esta perspectiva.
e)
¿Cuál es la aportación específica que parejas y familias han conseguido dar
respecto a la difusión de una visión integral de la pareja y de la familia
cristiana que sea actualmente creíble?
Las parejas y familias cristianas críticas promueven entre sí y en la sociedad
una visión del amor, la pareja y la familia creibles.
f)
¿Qué atención pastoral ha manifestado la Iglesia para apoyar el camino de las
parejas en la formación y de las parejas en crisis?
No sé la que ha manifestado en general, sí sé
la que debería manifestar: el acompañamiento compasivo, comprensivo y
respetuoso.
4.- Sobre la pastoral para afrontar algunas situaciones
matrimoniales difíciles,
a) La
convivencia “ad experimentum” (experimental), ¿es una
realidad pastoral de relieve en la Iglesia particular (local)? ¿En qué
porcentaje se podría estimar numéricamente?
NO es una realidad pastoral, es una práctica
social, también entre cristianos, generalizada.
b)
¿Existen uniones libres de hecho, sin reconocimiento ni religioso ni civil?
¿Hay datos estadísticos fiables?
Existen y crecen, aunque se va generalizando
el registro civil de uniones de hecho.
c) Los
separados y divorciados que se vuelven a casar ¿son una realidad pastoral
relevante en la Iglesia particular? ¿En qué porcentaje se podría estimar
numéricamente? ¿Cómo se afronta esta realidad a través de programas pastoral
adecuados?
Los separados y divorciados cristianos viven
casi con la misma naturalidad que los no cristianos la separación, el divorcio,
el volverse a emparejar casándose o no…
Pocos sienten la urgencia de un
nuevo matrimonio religioso y quien la siente no cuenta con la
comprensión, compasión y aceptación de la institución eclesiástica.
d) En
todos estos casos, ¿cómo viven los bautizados sus irregularidades? ¿Son
conscientes de ellas? ¿Manifiestan simplemente indiferencia? ¿Se sienten
marginados y viven con sufrimiento la imposibilidad de recibir los sacramentos?
Esto ocurría más antes que ahora. Los
cristianos que viven esta situación y valoran, por ejemplo, la celebración
de la eucaristía, no necesitan ni piden permiso para comulgar.
e)
¿Cuáles son las peticiones que las personas divorcias y vueltas a casar dirigen
a la Iglesia, respecto a los sacramentos de la Eucaristía y de la
Reconciliación? Entre las personas que se encuentran en esta situación,
¿Cuántas piden estos sacramentos?
Vale la respuesta anterior.
f)
¿La simplificación de la praxis canónica, respecto al reconocimiento de la
declaración de anulación del vínculo matrimonial podría ofrecer una real
contribución positiva para la solución de los problemas de las personas
implicadas? En caso afirmativo, ¿de qué manera?
Hay una valoración muy negativa de la práctica
y los procesos de nulidad canónica del matrimonio. Se logra con poder y dinero.
Lo que le duele a un cristiano como a cualquier otra persona responsable, es la
rotura de una relación de pareja, no el que se rompa un matrimonio “por la iglesia”. Esto cada vez es
más infrecuente.
g)
¿Existe una pastoral para acercarse a estos casos? ¿Cómo se desarrolla tal
actividad pastoral? ¿Existen programas sobre ello en ámbito nacional y diocesano?
¿Cómo se anuncia a separados y divorciados vueltos a casar la misericordia de
Dios y cómo se concreta el sostén de la Iglesia en su camino de fe?
Una auténtica pastoral compasiva, misericordiosa, comprensiva, sería aquella que dejara atrás
el principio de la indisolubilidad del matrimonio.
5.-
Sobre las uniones de personas del mismo sexo…
a)
¿Existe en vuestro país una ley civil que reconozca las uniones de personas del
mismo sexo equiparadas de alguna manera al matrimonio?
Sí.
b)
¿Cuál es la actitud de las Iglesias particulares y locales tanto frente al
Estado Civil promotor de uniones civiles entre personas del mismo sexo, como
frente a las personas implicadas e este tipo de
unión?
Las iglesias católicas en general son homófobas, desgraciadamente, y denuncian esa legislación
compatible con los derechos humanos y la práctica que se acoge a ella.
c)
¿Qué atención pastoral es posible tener hacia las personas que han elegido de
vivir según este tipo de uniones?
Quienes se sientan miembros de la comunidad cristianay todas laspersonas en
general que vivan estas uniones, deben
tener el mismo trato, respeto y acogida que cualquier otro cristiano o
ciudadano heterosexual.
d) En
el caso de uniones de personas del mismo sexo que haya adoptado niños, ¿cómo
comportarse en vistas de la transmisión de la fe?
¿En qué evangelio se podría fundamentar
cualquier tipo de distinción y por qué no podrían anunciar una fe liberadora a
sus hijos?.
6.-
Sobre la educación de los hijos en el seno de situaciones matrimoniales
irregulares…
a) ¿ Cuál es en estos casos la proporción estimada de niños y
adolescentes con relación a los niños nacidos y crecidos en familias
regularmente constituidas?
Sea un 1, un 10, un x por ciento … ¿qué
importa?. Anúnciese a Jesús y su evangelio de igual
forma.
b)
¿Con qué actitud los padres se dirigen a la Iglesia? ¿Qué solicitan? ¿Solo los
sacramentos o también la catequesis y la enseñanza en general de la religión?
Si no lo hacen con naturalidad no es por su mala
conciencia, sino por la condena homófoba y
discriminatoria tan extendida en la iglesia.Donde
haya una comunidad auténticamente evangélica, buscarán en ella para los suyos,
lo que de ella han recibido ellos.
c)
¿De qué manera las Iglesias particulares se acercan a la necesidad de los
padres de estos niños para ofrecer una educación cristiana a los propios hijos?
En general, de ninguna manera. LO primero que
habría que hacer seria abrir los
corazones y las puertas
d)
¿Cómo se desarrolla la práctica sacramental en estos casos: la preparación,
administración del sacramento y el acompañamiento?
¿Cómo se va a desarrollar lo que no se permite
y condena?.
7.-
Sobre la apertura de los esposos a la vida…
a)
¿Cuál es el conocimiento real que los
cristianos tienen de la doctrina de la (encíclica) “Humanae
Vitae” sobre la paternidad responsable? ¿Qué conciencia hay de la evaluación
moral de los distintos métodos de regulación de los nacimientos? ¿Qué
profundizaciones se podrían sugerir sobre ello desde el punto de vista
pastoral?
¿Quién la ha leído? Paternidad responsable es
la que evita los hijos no deseados por tan distintas razones .La regulación de
los nacimientos es un deber y un derecho
de las parejas y, en su caso, de la mujer sola.
b)
¿La doctrina moral es aceptada? ¿Cuáles son los aspectos más problemáticos que
hacen difícil su aceptación en la mayoría de las parejas?
Ni se acepta ni se respeta en general. Y la
razón y la fe avalan ese rechazo.
c)
¿Qué métodos naturales se promueven de parte de la Iglesias particulares para
ayudar a los conyugues a poner en práctica la doctrina de la “Humanae vitae”?
¿Por qué se mete la iglesia en esto? Como
Jesús, ¿no nos ha pedido Francisco que hablemos menos
de estas materias dentro y fuera de la familia
y más del compromiso con y el proceso de liberación de los pobres y últimos.
d)
¿Qué experiencia hay sobre esta cuestión en la praxis del sacramento de la
penitencia y en la participación en la eucaristía?
El cristiano que ha madurado en su fe no tiene
necesidad de confesarse ante un sacerdote para participar de la eucaristía.
e)
¿Qué contrastes se evidencian entre la doctrina de la Iglesia y la educación
civil a este respecto?
La educación civil parte del respeto a la
conciencia y autonomía de las personas.
La doctrina de la iglesia impone normas que niegan ese respeto.
f)
¿Cómo promover una mentalidad mayormente abierta a la natalidad? ¿Cómo
favorecer el aumento de los nacimientos?
Los nacimientos en general no aumentan y hasta
disminuyen porque las condiciones socioeconómicas de la mayoría no lo permiten.
En la minoría rica la causa principal es el hedonismo.
8.-
Sobre la relación entre la familia y la persona,
Jesucristo
revela el misterio y la vocación del hombre: ¿la familia es un lugar
privilegiado para que esto suceda?
Debería serlo.
¿Cuáles
situaciones críticas de la familia en el mundo actual pueden constituir un
obstáculo para el encuentro de la persona con Cristo?
A la familia que conoce y sigue a Jesús, nada
le impide que en su seno se encuentre a Jesús. El mayor obstáculo para que el
mundo actual conozca y se encuentre con Jesús, somos los cristianos y las
iglesias que los secuestramos y ocultamos con nuestras prédicas y nuestras
prácticas.
¿En
qué medida la crisis de fe que pueden sufrir las personas inciden en su vida
familiar?
En la familia todo se comparte. Como se
puede compartir la fe, se pueden
compartir las crisis de fe, sin que ni
uno ni otro tenga porqué afectar a la vida familiar. Lo que afecta a la familia
en cualquiera de sus expresiones, es la crisis de amor, que no cura la fe.
9.-
Otros desafíos y propuestas.
¿Existen
otros desafíos y propuestas respecto a los temas tratados en este cuestionario,
que sean consideradas como urgentes o útiles de parte de los destinatarios?
El desafío de la iglesia y de la sociedad es
el reconocimiento y respeto de la dignidad, autonomía y derechos de la persona.
Y la iglesia debería comprometerse como lo hizo Jesús, en la defensa de esos
valores y de las condiciones que los pueden hacer reales y universales. Las
familias, de un tipo u otro, podrían vivir más integradas y contribuir más a la
integración social.
Xabier Pikaza,
07-01-2014
He presentado dos veces unas
respuestas al Cuestionario enviado por la Comisión Vaticana sobre la familia
(Comunidad la Esperanza de Logroño: 13. 12.13; presentación personal:
26.12.13).
Hoy quiero ofrecer unas respuestas
de conjunto, como creyente, como aficionado a la teología, y como persona de
cierta experiencia (pueden llamarme Monseñor, como dice el Papa Francisco, pues
tengo más de 65 años). El tema es clave no sólo para la Iglesia Católica,
sino también para la gran familia humana. Ante una nueva visión de la
familia estamos, sin duda, en este comienzo del tercer milenio. Buen día a
todos.
CUESTIONARIO (En cursiva el comienzo de las preguntas).
1 - Sobre la difusión de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia en relación a la familia... ¿Cuál es el real conocimiento de las enseñanzas de la Biblia, de la Gaudium et Spes, de la Familiaris Consortio y de otros documentos del Magisterio post-conciliar sobre el valor de la familia según la Iglesia Católica?...
Éste es el defecto mayor de la
encuesta… Cita aquí la Escritura, pero después no la tiene nada en cuenta, la
pone al mismo nivel que el Magisterio… Es como si la Escritura fuera secundaria
y sólo importara el Magisterio. Para que el sínodo tenga sentido hay que fundar
su mensaje en lo que dice la Biblia.
Pero viniendo a responder a la
encuesta podemos afirmar que el conocimiento no es grande sino, más bien, muy
pequeño… empezando por la misma enseñanza de la Biblia, tal como se centra en
el mensaje y en la práctica de Jesús, tal como lo indicó J. Ratzinger en su
trabajo sobre la Fraternidad, en el Dic. de Spir.:
1. El mismo Magisterio ha dejado en
segundo lugar (o ha silenciado) la experiencia básica del evangelio, la novedad
de la familia y de la fraternidad mesiánica de Jesús. Ciertamente, no lo ha
abandonado en la práctica… y son muchos los movimientos cristianos que han
puesto de relieve ese aspecto de la fraternidad y de la familia, pero en general
la doctrina del magisterio se ha dirigido en otra línea.
2. Por eso, la preparación del Sínodo
debería llevar a un estudio más profundo del sentido de la Familia (y de la
fraternidad) en la experiencia de Jesús y de la iglesia primitiva.
3. Falta un conocimiento más profundo
de la relación entre la pequeña familia (de tipo matrimonial) y la gran familia
social (en línea de fraternidad universal). Es aquí donde el Sínodo debería
insistir, estudiando el tema desde la base bíblica.
4. Por otra parte, los documentos
posconciliares (de Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI) sobre la familia
son muy poco conocidos. Apenas han aportado nada a la gran conciencia eclesial.
Sólo han llegado a círculos pequeños del propio magisterio, de los teólogos
profesionales y de algunos grupos cristianos de tipo “tradicional”. La gran
“masa” cristiana ha dejado de interesarse por ellos; más aún, los considera, en
general, poco concordes con la inspiración cristiana de la vida.
2 - Sobre el matrimonio según la ley natural. ¿Qué lugar ocupa el concepto de ley natural en la cultura civil, tanto a nivel institucional, educativo y académico, como a nivel popular? ¿Qué visiones antropológicas se dan por sobrentendidas en el debate sobre el fundamento natural de la familia?...
El tema de la ley natural no queda
claro en la mayoría de las conciencias “católicas”. No parece práctico (eficaz)
ni evangélicamente positivo insistir en esa ley natural, en contra de lo que
sucedía en otro tiempo, en un contexto filosóficamente homogéneo. En este
contexto hay que apelar a tres puntos:
a. Mucho más importante que el
concepto “ley natural” es para los cristianos el concepto de “creación”, tal
como ha ido expresándose en la Sagrada Escritura. La Iglesia no puede apelar a
la Ley Natural, sino a la visión del hombre que se va expresando en la
revelación.
b. Pero la Revelación no puede
separarse de la realidad del ser humano, tal como existe de hecho, a lo largo
de la historia, en las diversas culturas y religiones. Eso exige un diálogo constante,
una “inculturación”, pero nunca se puede partir de un derecho natural concebido
como expresión de la esencia eterna del ser humano.
c. Ciertamente, el hombre es
“naturaleza”, pero una naturaleza que no puede separarse de la historia… y, en
especial, de la libertad humana…
En esa línea se debe revisar urgentemente el concepto de “ley natural”, no para
destruirlo, sino para expresarlo de otra forma, en línea de libertad humana y
de diálogo…).
3 – La pastoral de la familia en el contexto de la evangelización. ¿Qué experiencias han sido maduradas en las últimas décadas en orden a la preparación al matrimonio? ¿En qué modo se puede promover la conciencia de la familia como “Iglesia doméstica”?...
No es mucho lo que se ha hecho en este
campo… Ciertamente, la pastoral familiar es muy importante, pero la Iglesia
primitiva no ha partido de un concepto intimista de familia, como el que parece
defender la pastoral católica… La “domus ecclesia”…, las iglesias domésticas no son iglesias de una familia,
sino de un conjunto de familias y de gentes sin familia… Sin un retorno fuerte
a la evangelización “social” carece de sentido (o pierde mucha fuerza) la
pastoral de familia…
Hay que insistir en la fraternidad de
la Iglesia, es decir, en el conjunto de la comunidad… y sólo en ese contexto se
puede hablar de una pastoral de familia…No tiene sentido cristiano hablar de
una pastoral de pequeña familia como “isla” separada dentro de un conjunto
social-eclesial de enfrentamiento, de injusticia…)).
4 – Sobre la pastoral para afrontar algunas situaciones matrimoniales difíciles. ¿Es una realidad pastoral relevante en la Iglesia particular la convivencia ad experimentum? ¿Existen uniones libres de hecho, sin reconocimiento religioso ni civil? ¿Hay datos estadísticos confiables?
En este campo, la Iglesia sólo tiene
un ideal, que es la permanencia del amor… (Jesús, Pablo)… y el descubrimiento
del sentido del amor en el contexto de la unión de Cristo con la Iglesia, es
decir, en el contexto del “Cuerpo de Cristo” (Ef 5)…
Eso ha de quedar firma como “ideal”, como meta a la que tiende la vida de los
creyentes, pero no puede imponerse como ley. En esa línea de pueden ofrecer
algunos consejos, entendidos como líneas de orientación, no como normas
canónicas:
a. En primer lugar, ha de tenerse un
total y absoluto respeto por las uniones de hecho, que ya no son “ad experimentum”, antes de casarse, sino que son parejas sin
más… Hay que tener un inmenso respeto por el “matrimonio civil”, entendido como
institución personal y social. En ese contexto, la Iglesia no puede condenar
nada, sino ofrecer, para los que quieran (quien pueda entender entienda) un
ideal de permanencia en el amor, no por obligación o por ley, sino por ideal
evangélico y humano.
b. La tarea de la Iglesia no consiste
en dictar normas o leyes para otros, sino en ofrecer el testimonio de una vida
fundada en el matrimonio, el testimonio de unas experiencias comunitarias y
familiares llenas de gozo y de sentido)).
5 - Sobre las uniones de personas del mismo sexo. ¿Existe en el país una ley civil de reconocimiento de las uniones de personas del mismo sexo equiparadas, de algún modo, al matrimonio?...
En este campo la actitud de algunas
iglesias ha sido lamentable. La iglesia no puede oponerse al matrimonio “civil”
(humano) entre personas del mismo sexo. Posiblemente la Iglesia no dirá (en su
lenguaje sacramental) que esa unión es un “matrimonio” en su sentido
tradicional… pero la Iglesia puede y debe admitir la unión de personas del
mismo sexo, tal como se admite legalmente en muchos países. Y además deberá dar
a esa unión (si así lo piden y quieren los interesados) una bendición profunda:
a. La iglesia deberá aceptar (y
alabar) la unión libre entre personas del mismo sexo… en una línea evangélica,
de compromiso mutuo en el amor. Todo lo que sea compromiso en el amor es bueno.
En esa línea se podría buscar la posibilidad de establecer algún tipo de signo
(de sacramental cristiano) para personas que quieren comprometerse a vivir su
unión en forma evangélica, es decir, de gratuidad y de servicio mutuo.
b. El tema de la adopción de niños
resulta más complejo, porque parece que es conveniente la existencia de las dos
figuras (materna y paterna) en el proceso formativo, pero éste es un tema
abierto, que deberá plantearse desde una perspectiva más extensa. Quizá no
tengamos aún distancia suficiente para ofrecer respuestas en este campo)).
6 - Sobre la educación de los hijos en las situaciones matrimoniales irregulares
Posiblemente deba revisarse el mismo
término de “matrimonios irregulares”. Ese concepto de irregular ha de ser
replantado...Ha de tenerse en cuenta que el niño forma parte de la familia
pequeña…, pero en la Iglesia forma también parte de una comunidad más amplia,
que quiere vivir según el evangelio.
7 - Sobre la apertura de los cónyuges a la vida. a) ¿Tienen los cristianos un real conocimiento de la doctrina de la Humanae vitae sobre la paternidad responsable? ¿Qué conciencia se tiene del valor moral de los diferentes métodos de control de los nacimientos?
La doctrina de la Humanae
Vitae sólo se cumple en grupos muy pequeños de la Iglesia. La mayoría de los
católicos piensan que esa “doctrina” no responde ni el evangelio ni a la
experiencia concreta de la vida cristiana. La mayoría de las Iglesias (de los
obispados) han dejado de insistir en ese tema. Pienso que es el momento de
decir en esta campo tres cosas:
a) La iglesia tiene que decir que, en
este campo, por prudencia, durante un tiempo ha mantenido los principios de la Humane
Generis, pero que ese tiempo de “prudencia” ha pasado, de manera que ella deja
el tema en manos de las comunidades cristianas y de las familias, para que
ellas decidan, en conciencia y en diálogo, en amor mutuo y amor a la vida.
b) En ese contexto es absolutamente
necesario pasar del plano de las prohibiciones al plano de la iluminación,
descubriendo el proceso de concepción y nacimiento como experiencia de
participación en el despliegue creador de Dios. Se trata de convertir el
proceso generativo en un acontecimiento mutuo de amor. Hay que pasar del nivel
de “naturaleza” en que se ha situado muchas veces la pastoral de la Iglesia al
nivel de la libertad personal.
c) Éste es un campo clave de la
teología y de la vida cristiana….
8 - Sobre la
relación que existe entre la familia y la persona.
a) Jesucristo
revela el misterio y la vocación del ser humano ¿La familia es realmente un
ambiente privilegiado para que esto tenga lugar?
El problema no es la familia cerrada
en sí… El tema es el cristiano como tal… y la comunidad. No se puede hablar de
buenas familias si no existe una conversión de las comunidades, una fraternidad
real de comunidades, en línea de justicia y de igualdad básica. El tema de la
familia se inscribe dentro de la experiencia y tarea de la comunidad… y de la
libertad de la persona… Frente a una visión intimista de la persona tenemos que
desarrollar una visión de la persona en clave social-comunitaria… y en clave de
libertad personal… En ese contexto son fundamentales estos aspectos:
‒ desarrollo personal, libertad
‒ relación
de amor en sus varias formas: sexual, paterno, filial, fraterno
‒ posibilidad
de un celibato vivido por el reino de los cielos
9 - Otros desafíos y propuestas. ¿Existen otros desafíos y propuestas en relación a los temas tratados en este cuestionario que merezcan ser considerados como urgentes o útiles?
(Los que venimos presentando en clave
de libertad personal, visión histórica del ser humano… y realidad social…)